2. un Libro justo para advertir [a los que rechazan el Mensaje] de Su castigo severo, y para albriciar a los creyentes que obran rectamente que recibirán una hermosa recompensa
9. ¿Acaso consideras [¡Oh, Mujámmad!] que la historia de los jóvenes de la caverna y [su devoción por] la escritura fue uno de Mis milagros más sorprendentes[1]?
[1] Los exégetas del Corán mencionan distintas interpretaciones sobre la identidad de estos jóvenes creyentes. Una de las versiones es que se trataría de un grupo de judíos, de los siglos inmediatamente anteriores o posteriores al advenimiento de Jesús: la Hermandad de los Esenios y en particular a una de sus ramas, que tenía su asentamiento en las inmediaciones del mar Muerto, apartada de la sociedad, y a la que se ha dado, a raíz del descubrimiento de los Rollos del mar Muerto, el nombre de “la comunidad de Qumrán”. La expresión ar-raqim الرقيم que aparece en este versículo coránico, y que he traducido como “escritura”, confirmaría esta interpretación. Así lo menciona el exégeta At-Tabari, que Ibn Abbas consideraba esta expresión sinónima de marqum مرقوم “algo escrito”, y por ende de kitab كتاب, “una escritura” o “un libro”. Dado que está históricamente probado que los miembros de la comunidad de Qumrán estaban dedicados por entero a estudiar, copiar y preservar las sagradas escrituras.
10. Cuando los jóvenes se refugiaron en la caverna dijeron: “¡Señor nuestro! Acógenos en Tu misericordia y concédenos que nuestra situación se solucione correctamente”.
14. fortalecí sus corazones cuando se reunieron [antes de dejar sus hogares y su gente] y dijeron: “Nuestro Señor es el Señor de los cielos y de la Tierra. No invocaremos nada fuera de Él, si lo hiciéramos estaríamos cometiendo una desviación.
15. Nuestro pueblo adora fuera de Él falsas deidades. ¿Por qué no presentan un fundamento válido para hacerlo? ¿Acaso hay alguien más injusto que quien inventa una mentira y la atribuye a Dios?”
16. [Dijo uno de ellos:] “Si se apartan de ellos y reniegan de cuanto adoran en vez de Dios, refúgiense en la caverna, que su Señor los cubrirá con Su misericordia y les facilitará una salida a su situación”.
17. Se podía observar cómo el Sol naciente se alejaba de la caverna por la derecha dejándolos al ocultarse por la izquierda, mientras ellos permanecían en un espacio de la misma. Este es uno de los milagros de Dios. Aquel a quien Dios guíe estará bien encaminado, pero a quien deja en el extravío no podrá encontrar protector que lo guíe.
18. Habrías creído que estaban despiertos, pero estaban dormidos. Los volteaba hacia la derecha y hacia la izquierda, y su perro estaba con las patas delanteras extendidas en la entrada. Si los hubieras visto, habrías huido aterrorizado.
19. Entonces los desperté para que se preguntaran unos a otros. Uno de ellos dijo: “¿Cuánto tiempo piensan que hemos permanecido aquí?” Respondieron: “Permanecimos un día o parte de un día”. Dijeron: “Nuestro Señor sabe mejor cuánto tiempo hemos permanecido. Enviemos a uno de nosotros con nuestro dinero a la ciudad para que busque la mejor comida y nos aprovisione, que se conduzca con sutileza y que no llame la atención de nadie,
20. porque si se enteran de nuestra presencia nos apedrearán o nos obligarán a regresar a su religión, y si eso sucede jamás estaremos entre los que alcancen el éxito [en el más allá]”.
21. Pero hice que los descubrieran para que supieran que la promesa de Dios es verdadera, y que la Hora del Juicio es indubitable [y luego los hice morir]. Fue entonces cuando los habitantes del pueblo discutieron acerca de ellos[1]. Algunos dijeron: “Construyan una pared que bloquee la entrada de la cueva, pues solo Dios sabe la verdad sobre ellos”. Pero aquellos cuya opinión prevaleció dijeron: “Construyamos sobre ellos un oratorio[2]”.
[1] Algunas personas del pueblo, al ver el milagro, creyeron en la veracidad de la historia, mientras que otras rechazaron la idea de que hubieran dormido allí más de 300 años. [2] Dijo Ibn Kazir en su exégesis del Corán: “Es evidente que estas palabras corresponden a los gobernantes; pero, ¿se los debe elogiar por esa opinión o no? La verdad es que no, porque el Profeta Mujámmad r dijo: ‘Dios ha maldecido a aquellos judíos y cristianos que tomaron la tumba de sus profetas y santos como lugares de adoración’, advirtiendo contra esa acción.
22. Algunos dirán que eran tres y cuatro con su perro. Otros que eran cinco y seis con su perro, conjeturando sobre lo que no tienen conocimiento. Y otros dirán que eran siete y ocho con su perro. Diles: “Mi Señor es Quien sabe exactamente cuántos eran, y solo pocos lo saben. No profundicen sobre ellos más de lo que les ha sido revelado. No consulten [a quien no tenga conocimiento] sobre ellos”.
24. Salvo que agregues: “¡Si Dios quiere!” Pero si te olvidas de mencionar a tu Señor, invoca su nombre y reza diciendo: “Ruego a mi Señor que me guíe a la vía más recta”.
26. Diles[1]: “Dios es Quien realmente sabe cuánto permanecieron. Él conoce los secretos de los cielos y de la Tierra; Él todo lo ve, todo lo oye. No tienen protector fuera de Él, y Él no asocia a nadie en Sus decisiones”.
[1] A los que discrepan y discuten sobre cuántos años permanecieron en la caverna.
28. Reúnete con quienes invocan a su Señor por la mañana y por la tarde anhelando Su rostro. No te apartes de ellos buscando el encanto de la vida mundanal. No obedezcas a aquel cuyo corazón se ha olvidado de recordarme, sigue sus pasiones y actúa con negligencia.
29. Diles: “La Verdad proviene de su Señor. Quien quiera que crea, y quien no quiera que no lo haga”. Pero sepan que tengo preparado para los que cometen injusticias un fuego que los rodeará. Cuando sofocados pidan de beber, se les verterá un líquido como el metal fundido que les quemará el rostro. ¡Qué pésima bebida y qué horrible morada!
31. Ellos alcanzarán los Jardines del Edén por donde corren ríos. Serán engalanados con brazaletes de oro, vestidos con prendas verdes de seda y brocado. Estarán recostados sobre sofás. ¡Qué placentera recompensa y qué hermoso lugar de descanso!
37. El creyente con quien hablaba le preguntó [haciéndolo reflexionar]: “¿No crees en Quien ha creado a tu padre[1] de polvo, luego a toda su descendencia de un óvulo fecundado, y te ha dado la forma de un ser humano con todas sus facultades?
39. Deberías haber dicho cuando ingresaste a tus viñedos: ‘Esto es lo que Dios ha querido, todo el poder proviene de Dios’. Ya ves que poseo menos riqueza e hijos que tú.
40. Pero debes saber que mi Señor me concederá algo mejor que tus viñedos [en la otra vida], y es posible que envíe del cielo una tempestad que los aniquile,
42. Y en efecto, sus frutos fueron destruidos. [Él] se golpeaba las manos lamentándose por lo que había invertido en ellos, y ahora estaban allí devastados. Entonces dijo: “No debería haber igualado a otros junto a mi Señor”[1].
[1] Porque en lugar de atribuir su prosperidad a Dios, se la atribuyó a sí mismo y rechazó que fuera a ser juzgado por Dios.
44. Eso evidenció que el verdadero triunfo proviene de Dios, la verdadera divinidad. Él es Quien mejor recompensa, y las obras que se realicen para buscar Su complacencia serán las que tengan mejor final.
45. Exponles el ejemplo de la vida mundanal, y diles que es como el agua que envío del cielo, que riega la vegetación, pero luego ésta se seca y los vientos la dispersan. Dios tiene poder sobre todas las cosas.
46. Los bienes materiales y los hijos son parte de los encantos de la vida mundanal, [que éstos no los hagan olvidar de lo que Dios ha ordenado. Utilicen bien sus riquezas y eduquen correctamente a sus hijos,] pues las obras que a Dios Le complacen son las que perduran y tienen gran recompensa.
49. A cada uno se le expondrá el registro de sus obras, y verás a los pecadores que por temor a su contenido dirán: “¡Ay de nosotros! ¿Qué clase de registro es éste, que no deja de mencionar nada, ni grande ni pequeño?” Encontrarán mencionado todo cuanto hayan cometido, pero tu Señor no oprimirá a nadie.
50. [Recuerda] cuando dije a los ángeles: “Hagan una reverencia ante Adán”. La hicieron, excepto Iblís, que era un yinn, y desobedeció la orden de su Señor. ¿Acaso lo toman a él y a sus descendientes como protectores en vez de tomarme a Mí, a pesar de que son sus enemigos? ¡Qué pésimo sustituto eligen los que cometen la injusticia [de la incredulidad en Dios]!
51. No los hice [a los ídolos ni al demonio] testigos de la creación de los cielos y de la Tierra, ni siquiera de su propia creación, puesto que no habría de tomar como auxiliadores a quienes desvían.
52. El día que se les diga [a los idólatras]: “Invoquen a aquellos que pretendían que eran Mis socios”. Los invocarán, pero no obtendrán respuesta. Pondremos entre ellos un abismo que los separe.
55. Nada impide a la gente creer o pedir a su Señor el perdón por sus pecados cuando les llega la guía, excepto [su reclamo desafiante de] que el castigo de los pueblos [perversos] de la antigüedad les sobrevenga [también] a ellos, o que les sobrevenga el castigo de inmediato.
56. Envié a los Mensajeros como albriciadores y advertidores. Los que se niegan a creer discuten con argumentos falsos para refutar la Verdad y se burlan de Mis versículos y advertencias.
57. Acaso hay alguien más injusto que quien habiéndosele expuesto los signos de su Señor, los niega y se olvida de lo que han hecho sus manos? He cubierto sus corazones y ensordecido sus oídos para que no lo entiendan [al Corán]. Aunque los invites a seguir la guía, si siguen así, no se encaminarán jamás.
58. Tu Señor es el Perdonador, Misericordioso. Si les quisiera dar su merecido por lo que cometieron les adelantaría el castigo. Pero he prefijado para ellos un día del que no podrán escapar.
60. [Recuerda] cuando Moisés dijo a su fiel servidor[1]: “No desistiré hasta que llegue a la confluencia de los dos mares[2], aunque esto me lleve muchos años”.
[1] Josué, Iusha’ Bin Nun. [2] Porque Dios le había revelado que encontraría allí a un siervo Suyo a quien Él había agraciado con otros conocimientos, y la señal que le indicaría el lugar donde lo encontraría era que perderían un pescado que llevaban como alimento.
63. Dijo: “Cuando nos refugiamos junto a la roca, allí me olvidé del pescado. Solo el demonio pudo hacer que me olvidara de contarte que milagrosamente saltó y emprendió el regreso hacia el mar”.
65. Encontraron a uno de Mis siervos [Al-Jidr[1]] a quien había agraciado con Mi misericordia y enseñado ciertos conocimientos [que Moisés no poseía].
[1] Al-Jidr fue un siervo piadoso que compartió un viaje con el Profeta Moisés. Los sabios consideran que se trataba de un Profeta contemporáneo a Moisés por varias causas: Primero, porque Dios dice que le concedió una misericordia y un conocimiento especial, lo que en lenguaje coránico se utiliza para describir la profecía. Segundo, porque le dijo a Moisés: “Si me sigues, no me preguntes sobre nada que haga hasta que yo te haga mención de ello”. Si no fuera Profeta, no hubiera estado protegido de cometer errores, y no hubiera tenido Moisés –que era uno de los grandes Profetas y un noble Mensajero y estaba exento de errores en la transmisión del Mensaje– que permanecer callado ante las acciones de Al-Jidr, que contravenían la legislación que él había recibido de Dios. Tercero, porque Al-Jidr quitó la vida a un joven, y esto no podría ser sino por revelación de Dios, porque una persona piadosa no puede decidir quitarle la vida a alguien debido a que sus pensamientos no están exentos del error. Cuarto, porque cuando Al-Jidr le explicó sus acciones a Moisés, le aclaró que no había actuado por iniciativa propia, es decir, que no lo había hecho por propia decisión, sino que le había sido ordenado por inspiración.
71. Entonces partieron hasta que abordaron un pequeño barco [y cuando llegaron a la costa] le hizo un boquete. Dijo [Moisés]: “¿Has hecho un boquete para que se ahoguen quienes [estén viajando] a abordo? Has cometido algo grave”.
74. Entonces partieron hasta que se encontraron con un joven al que mató. Dijo [Moisés]: “¿Has matado a una persona inocente sin que él haya matado a nadie? Has hecho algo terrible”.
76. Dijo [Moisés]: “Si volviera a preguntarte acerca de algo después de esto, ya no me admitas como compañero [de viaje], te habría dado excusa suficiente”.
77. Partieron hasta que llegaron a un pueblo y pidieron a sus habitantes que los alimentaran[1], pero se negaron a darles hospitalidad. Luego encontraron en el pueblo un muro que estaba a punto de derrumbarse, y [Al Jidr] lo reconstruyó. Le dijo [Moisés]: “Si hubieras querido, podrías haber pedido una paga por ello”.
79. En cuanto al barco, pertenecía a unos pobres que trabajaban en el mar, y quise averiarlo porque detrás de ellos venía un rey que se apoderaba por la fuerza de todos los barcos [que estuvieran en perfectas condiciones].
82. En cuanto al muro, pertenecía a dos jóvenes huérfanos del pueblo. Debajo de él había un tesoro que les pertenecía. Su padre había sido un hombre piadoso[1] y tu Señor quiso que cuando alcanzaran la madurez encontraran el tesoro, como una misericordia de tu Señor. Yo no lo hice por iniciativa propia. Ésta es la interpretación de aquello sobre lo que no tuviste paciencia”.
[1] Como recompensa para este padre piadoso, Dios fue generoso y misericordioso con sus hijos.
83. Te preguntan [¡Oh, Mujámmad!] acerca de Dhul Qarnain[1]. Diles: “Voy a relatarles una parte de su historia”.
[1] Dhul Qarnain significa “el bicorne” o “el de las dos épocas”, ya que el nombre árabe qar قرن significa tanto “cuerno” como “generación”, “época”, “era” o “siglo”. Los comentaristas clásicos se inclinan por el primero de estos significados. Los “dos cuernos” podrían designar las dos fuentes de poder de que estaba dotado Dhul Qarnain: el poder mundanal y la fuerza espiritual, fruto de su fe en Dios. Esto hace que sea imposible identificar a Dhul Qarnain, como hacen algunos comentaristas, con Alejandro Magno, quien aparece representado en algunos retratos o monedas de la época con dos cuernos, ya que lo que es conocido de ese personaje histórico es que era pagano y, como tal, adoraba a una pluralidad de divinidades, mientras que el Corán representa a Dhul Qarnain como un creyente firme en el Dios Único.
86. hasta alcanzar la parte más occidental, donde vio que el Sol se ocultaba en un manantial cálido, y encontró allí un pueblo [que cometía toda clase de injusticias]. Le inspiré: “¡Oh, Dhul Qarnain! Puedes castigarlos o tratarlos con benevolencia[1]”.
[1] Invitándolos a la fe y a la rectitud en la obra.
94. Dijeron: “¡Oh, Dhul Qarnain! Gog y Magog[1] siembran la corrupción en la Tierra. ¿Podríamos pedirte que, a cambio de una retribución, levantes una muralla entre ellos y nosotros?”
[1] Gog (Iayuy يجوج) y Magog (Mayuy مجوج) son dos tribus de Turkmenistán, que tienen un origen étnico Mongol. Eran personas fuertes y violentas, que atacaban y saqueaban las tierras vecinas.
Saqueaban ciudades, mataban a algunos de sus habitantes y tomaban a otros como esclavos.
96. Tráiganme piezas de hierro hasta cubrir el espacio de las dos montañas”. Les dijo: “Enciendan un fuego y soplen [con fuelles] hasta que esté incandescente”; y agregó: “Luego tráiganme cobre fundido para derramarlo encima”.
98. Dijo [Dhul Qarnain]: “Ésta es una misericordia de mi Señor, pero cuando llegue la promesa de mi Señor [el Día del Juicio] la reducirá a polvo. La promesa de mi Señor es verdadera”.
99. Ese día[1] dejaré que surjan [Gog y Magog] como oleadas chocando unas con otras [sembrando la corrupción y el exterminio], pero luego será tocada la trompeta y los congregaré a todos.
102. ¿Acaso piensan los que se niegan a creer que si toman algunos de Mis siervos[1] como protectores en Mi lugar [eso podrá protegerlos del castigo]?
Tengo preparado el Infierno como castigo para los que se negaron a creer [en las enseñanzas de los Profetas].
[1] Referencia a los que toman a los profetas y a los santos como intermediarios ante Dios o como objeto de adoración.
105. Son quienes no creen en los signos de su Señor ni que comparecerán ante Él. Sus obras habrán sido en vano y en el Día de la Resurrección no tendrán nada que pese en la balanza.
109. Diles: “Si los mares fueran tinta para escribir las Palabras de mi Señor, se agotaría el agua de los mares antes de que se agotaran las Palabras de mi Señor, aunque se trajeran otros mares de tinta [equivalentes a los que existen]”.
110. Diles: “Yo no soy más que un hombre a quien se le ha revelado que solo deben adorar a Dios, su única divinidad. Quien anhele encontrarse con su Señor [y que Él esté complacido], que realice obras piadosas y que no adore a nadie más que a Él”.
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