[1] Éstas son algunas de las catorce letras que aparecen en diversas combinaciones al comienzo de veintinueve capítulos del Corán. Si bien hay muchas interpretaciones en cuanto a su significado, el mismo no fue revelado por Dios y Él sabe más sobre su verdadero significado.
4. y creen en lo que te ha sido revelado [¡Oh, Mujámmad!] y en lo que fue revelado [originalmente a los profetas anteriores], y tienen certeza de la existencia de la otra vida.
13. Cuando se les dice: “¡Creed como ha creído la gente!” Responden: “¿Es que vamos a creer como lo hacen los tontos?” ¿Acaso no son ellos los tontos? [Sí,] pero no lo saben.
14. Cuando se encuentran con los creyentes les dicen: “¡Somos creyentes!” Pero cuando están a solas con los malvados de entre ellos[1], les aseguran: “¡Estamos con ustedes, solo nos burlábamos de ellos!”
[1] Los líderes de la hipocresía y la incredulidad.
17. Su ejemplo es como el de quien enciende un fuego, y cuando este les alumbra a su alrededor, [debido a su desvío] Dios les quita la luz dejándolos en tinieblas, por lo que no pueden ver.
19. O [son] como los que al ser azotados por una lluvia torrencial cargada de oscuridad, truenos y relámpagos, se tapan los oídos con sus dedos al caer los rayos por temor a la muerte. Dios asedia a los que niegan la verdad.
20. Los relámpagos casi ciegan sus ojos. Cuando los iluminan caminan a su luz, pero cuando la oscuridad vuelve sobre ellos se detienen. Si Dios hubiera querido les habría dejado sordos y ciegos. Dios tiene poder sobre todas las cosas.
22. Él hizo para ustedes de la Tierra un lugar habitable y del cielo un techo, e hizo descender la lluvia del cielo con la que hace brotar frutos para su sustento. En consecuencia, no dediquen actos de adoración a otros además de Dios, ahora que saben [que Él es el único Creador].
23. Si dudan de lo que le he revelado a Mi siervo traigan un capítulo [del Corán] similar, y recurran para ello a quienes toman por socorredores en lugar de Dios, si es verdad lo que afirman.
24. Si no lo hacen, y por cierto que no podrán hacerlo, teman al fuego, cuyo combustible serán seres humanos y piedras[1], [un fuego] que ha sido preparado para los que niegan la verdad.
[1] Las piedras con que son construidos los ídolos que son adorados junto o en lugar de Dios.
25. Y albricia a los creyentes que obran correctamente que tendrán como recompensa jardines por donde corren los ríos. Cuando allí reciban frutos dirán: “Esto es similar a lo que recibimos anteriormente”[1], pero solo lo será en apariencia. Allí tendrán esposas puras, donde morarán por toda la eternidad.
26. Dios no se avergüenza de poner como ejemplo a un mosquito o algo aún más pequeño. Los creyentes saben que es la verdad proveniente de su Señor, en cambio los que niegan la verdad dicen: “¿Qué pretende Dios con este ejemplo?” Así es como Él extravía a muchos y guía a muchos [con este ejemplo], pero no extravía sino a los perversos,
27. los que no cumplen con el pacto establecido con Dios a pesar de haberse comprometido, rompen [los lazos familiares] que Dios ordenó respetar y siembran corrupción en la Tierra. Ésos son los perdedores.
28. ¿Cómo osan no creer en Dios siendo que no existían y Él les dio la vida, luego los hará morir y finalmente los resucitará y a Él serán retornados [para que los juzgue el Día del Juicio Final]?
29. Él es Quien creó para ustedes todo cuanto hay en la Tierra, luego se volvió hacia el cielo[1] e hizo de éste siete cielos[2]; Él conoce todas las cosas.
[1] Dios en el Corán afirma tener ciertos atributos, como oído, vista, manos, rostro, misericordia, ira, establecerse en el Trono, etc. Pero Él se disocia de las limitaciones de los atributos humanos o la imaginación humana. La correcta creencia islámica implica tener fe en la existencia de estos atributos tal como Dios los ha descrito, sin aplicarles ningún significado alegórico ni intentar explicar cómo una cierta cualidad puede ser, ni compararlos con los seres creados ni negar dicha cualidad. Sus atributos son acordes a Su divinidad, ya que Él mismo dice “No hay nada ni nadie semejante a Dios”. (42:11) [2] Ver Corán 23:86 y su comentario.
30. Y [menciona, ¡Oh, Mujámmad!] cuando tu Señor les dijo a los ángeles: “He de establecer en la Tierra a quien la herede”, dijeron: “¿Pondrás en ella a quien la corrompa [devastándola] y derrame sangre, siendo que nosotros Te glorificamos y santificamos?” Dijo: “Yo sé lo que ustedes ignoran”.
33. Dijo: “¡Oh Adán! Infórmales sobre sus nombres”. Y cuando les hubo informado sobre sus nombres, Dios dijo: “¿Acaso no les dije que conozco lo oculto de los cielos y de la Tierra, y sé lo que manifiestan y lo que ocultan?”
34. Pero cuando dije a los ángeles: “¡Prostérnense ante Adán!”[1] Todos se prosternaron excepto Iblís[2], que se negó y fue soberbio, y se convirtió en uno de los incrédulos.
[1] La prosternación era para mostrar obediencia a la orden de Dios, y no para adorar a Adán. [2] Nombre del demonio, que era originalmente un yinn (o genio) y no un ángel como algunos creen erróneamente. Tal como se menciona en 18:50.
35. Dije: “¡Oh, Adán! Habita con tu esposa el Paraíso, y coman de su abundancia cuanto deseen, pero no se acerquen a este árbol, porque si lo hacen se convertirán ambos en transgresores”.
36. Pero el demonio los hizo caer [en la desobediencia] apartándolos de la situación [agradable] en la que se encontraban. Y les dije: “¡Desciendan! Serán enemigos unos de otros; y en la Tierra encontrarán una morada y deleite temporal”.
37. Pero le fueron inspiradas a Adán unas palabras de su Señor [para que pudiera expresar su arrepentimiento] y Dios aceptó su arrepentimiento, porque Él es el Indulgente, el Misericordioso.
40. ¡Oh, Pueblo de Israel![1] Recuerden los beneficios con los que los agracié, y cumplan con su compromiso que Yo cumpliré con el Mío, pero tengan temor devocional solo de Mí.
[1] Se refiere a los descendientes del Profeta Jacob, que fueron llamados judíos, y que se negaron a seguir al Profeta Jesús, la paz sea con él, y luego negaron también al Profeta Mujámmad, que la paz y bendiciones de Dios sean con él.
41. Crean en lo que he revelado[1] en confirmación de lo que ya habían recibido[2] y no sean los primeros en negarlo. No vendan Mis preceptos por un precio vil, y tengan temor devocional solo de Mí.
43. Cumplan con la oración, paguen el zakat [1] y prostérnense con los que se prosternan [adorando a Dios].
[1] Contribución social anual destinada a mejorar la condición de ciertos sectores de la sociedad, como los pobres, los necesitados, los endeudados, los viajeros insolventes, etc. (ver Corán 9:60); deben darla aquellos cuyos bienes ahorrados alcanzan un monto determinado pasado un año. Es la forma islámica de redistribución de la riqueza. El objetivo del zakat no consiste solamente en reunir bienes materiales y donárselos a los pobres y necesitados. El objetivo principal es que el ser humano logre superar su ambición por los bienes materiales, para que estén al servicio del ser humano y no el ser humano al servicio de ellos. El zakat fue prescrito para purificar a quien lo da y a quien lo recibe. Aunque el zakat parezca una disminución en los bienes de quien lo da, en realidad es un crecimiento por las bendiciones que recaen sobre los bienes restantes y el incremento en la fe de quien cumple con esta obligación. El zakat también implica un crecimiento en el carácter y en los modales de la persona, pues es esfuerzo y entrega. El zakat consiste en dar en caridad algo muy querido para la persona, como lo son sus bienes, con la esperanza de obtener algo más querido aún: la complacencia de Dios. El sistema económico en el Islam se basa en reconocer que Dios es el único y original dueño de todos los bienes materiales, y que tiene la potestad exclusiva de dictar las formas de adquisición de estos bienes, y los deberes y derechos que conlleva esta adquisición, su cuantificación, su especificación, sus fuentes y sus destinatarios. El zakat es un poderoso puente que une a ricos y pobres, purifica el ego, enriquece el corazón y logra el establecimiento de la justicia social, la fraternidad y la seguridad.
44. ¿Acaso le ordenan a la gente que haga el bien y se olvidan de hacerlo ustedes mismos, siendo que leen el Libro [la Torá]? ¿Acaso no razonan [bien]?
49. Y [recuerden] cuando salvé a sus antepasados de las huestes del Faraón, que los sometían a crueles castigos; degollaban a sus hijos varones [recién nacidos] y dejaban con vida a sus hijas mujeres[1] [para sojuzgarlas]. Esto era una prueba difícil de su Señor.
51. Y [recuerden que] cité a Moisés durante cuarenta noches, y cuando se ausentó ustedes tomaron el becerro[1], obrando injustamente[2].
[1] De oro, adorándolo. [2] Porque todos los actos de adoración y devoción se deben solo a Dios, Quien es el Creador de los cielos y de la Tierra, el Sustentador, Quien escucha las súplicas y responde a ellas, y por lo tanto es el único que merece ser adorado.
54. Y [recuerden] cuando Moisés dijo a su pueblo: “¡Oh, pueblo mío! Han sido injustos con ustedes mismos al adorar al becerro. Arrepiéntanse ante su Señor y dense muerte unos a otros[1]. Eso será lo mejor ante su Creador”. Luego Él aceptó su arrepentimiento, porque Él es el Indulgente, el Misericordioso.
57. Y extendí nubes sobre ustedes [para que les dieran sombra], y les envié el maná y las codornices [y les dije:] “Coman de las cosas buenas que les he provisto”; pero no Me causaron perjuicio alguno [con sus transgresiones], sino que fueron injustos consigo mismos.
58. [recuerden] cuando les dije: “Entren en esta ciudad [Jerusalén] y coman de ella cuanto deseen en abundancia, pero entren por la puerta prosternándose, suplicando: ¡Perdónanos! Que perdonaré sus pecados, y les concederé aún más a los que hacen el bien”.
59. Pero los injustos cambiaron por otras las palabras que se les había ordenado decir, y [por eso] hice descender sobre los injustos un castigo del cielo por haber obrado con maldad.
60. Y [recuerden] cuando Moisés rogó a su Señor agua para que bebiera su pueblo, le dije: “¡Golpea la roca con tu bastón!” Entonces brotaron de ella doce manantiales, y supo cada tribu en cual debía beber [y les dije:] “Coman y beban del sustento de Dios, y no abusen en la Tierra corrompiéndola”.
61. Y [recuerden] cuando dijeron: “¡Oh, Moisés! No podremos seguir tolerando una sola clase de comida, pide a tu Señor para que nos beneficie con lo que brota de la tierra: verduras, pepinos, ajos, lentejas y cebollas”. [Moisés les] Dijo: “¿Es que quieren cambiar lo superior por algo inferior? Vuelvan entonces a [la esclavitud que sufrían en] Egipto, que allí tendrán lo que piden”. Pero los azotó la humillación y la miseria, e incurrieron en la ira de Dios por no haber creído en los preceptos de Dios, haber matado injustamente a los profetas, rebelarse y transgredir la ley.
62. Quienes creyeron[1], los judíos, los cristianos y los sabeos[2] que hayan tenido fe en Dios, en el Día del Juicio Final y hayan obrado correctamente, obtendrán su recompensa junto a su Señor, y no habrán de sentir temor ni tristeza[3].
[1] Los que fueron creyentes en los Mensajes que trajeron los profetas anteriores a Moisés. [2] Los sabeos son monoteístas que vivieron antes de los primeros judíos y cristianos, o los monoteístas que no seguían una religión en particular. [3] Hasta antes de la llegada del último Profeta, ya que luego de la venida de Mujámmad r Dios no aceptará otra religión que el Islam, como se menciona en el Corán (3:85).
63. Y [recuerden] cuando celebré un pacto con ustedes y elevé el monte por encima suyo [y les dije:] “Aférrense con fuerza a lo que les he dado [la Torá] y recuerden lo que hay en ella, que así alcanzarán el temor devocional de Dios.
65. Ellos saben lo que ocurrió a los que transgredieron el sábado[1]; [les dije]: “Sean monos despreciables”[2].
[1] El sábado, según la ley descendida al pueblo judío, debía ser reservado a la devoción y el culto. Eran prohibidas todas las transacciones económicas, el trabajo físico, cocinar, cazar, etc. La transgresión a la que se hace referencia es sobre un engaño que intentaron hacer, al tender las redes para pescar el viernes, y recogerlas el domingo, pero Dios los condenó por jugar con la ley. [2] Este castigo fue únicamente para los que cometieron esa violación de la ley, no para todos los judíos.
67. Y [recuerden] cuando Moisés dijo a su pueblo: “Dios les ordena ofrendar una vaca”. Dijeron: “¿Acaso te burlas de nosotros?” Dijo [Moisés]: “¡Que Dios me proteja de contarme entre los ignorantes!”
68. Dijeron: “Pide a tu Señor que nos indique cómo es”. Dijo [Moisés]: “Dios dice que la vaca no debe ser vieja ni joven, sino de edad intermedia; cumplan con lo que se les ordena”.
69. Dijeron: “Pide a tu Señor que nos indique de qué color es”. Dijo [Moisés]: “Él dice que es una vaca de color amarillo, intenso, que alegre a quienes la miren”.
70. Dijeron: “Pide a tu Señor para que nos indique cómo es, porque todas las vacas nos parecen iguales; y si Dios quiere seremos de los que siguen la guía”.
71. Dijo [Moisés]: “Él dice que debe ser una vaca que no haya sido utilizada para arar la tierra ni regar los cultivos, sana y sin manchas”. Dijeron: “Por fin has dicho la verdad”. Y la degollaron, aunque estuvieron a punto de no hacerlo.
73. Entonces dije: “Golpéenlo[1] con una parte de ella”[2]. De la misma manera Dios resucita a los muertos y les muestra Sus milagros para que razonen.
[1] Al cuerpo de la víctima asesinada. [2] De la vaca ofrendada, y así Dios le dio vida al cuerpo, que delató a quien lo había asesinado, y luego volvió a morir.
74. Luego [a pesar de estos milagros] se endurecieron sus corazones como piedras, o más duros aún, porque de algunas piedras brotan ríos, otras se parten y pasa agua a través de ellas, y otras se derrumban por temor a Dios; pero [sepan que] Dios no está desatento de lo que hacen.
75. ¿Acaso pretenden [¡oh, creyentes!] que les crean, siendo que algunos de ellos oían la Palabra de Dios [la Torá] y la alteraban intencionalmente después de haberla comprendido?
76. Y cuando se encuentran con los creyentes dicen: “¡Somos creyentes!” Pero cuando están entre ellos se dicen unos a otros: “¿Acaso van a contarles lo que Dios nos ha revelado para que puedan argumentar con ello contra nosotros ante nuestro Señor?” ¿Es que no razonan?
79. ¡Ay de aquellos que escriben el Libro con sus manos y luego dicen: “Esto proviene de Dios”, para venderlo a vil precio! ¡Ay de ellos por lo que han escrito sus manos! ¡Ay de ellos por lo que obtuvieron![1]
[1] Ver Jeremías 8:8: “¿Cómo se atreven a decir: ‘Somos sabios; la ley del Señor nos apoya’, si la pluma engañosa de los escribas la ha falsificado?” (NVI)
80. Dicen [estos hijos de Israel]: “El fuego no nos quemará sino días contados”[1]. Diles: “¿Acaso tienen una promesa de Dios?” Sepan que Dios no falta a Sus promesas. ¿O acaso están diciendo de Dios algo que no saben?
[1] La mayoría de los rabinos piensan que las almas no son torturadas en el Infierno eternamente; dicen que lo más que la persona puede estar allí son once meses, como una rara excepción. Esta es la razón por la cual los judíos, aun cuando están de duelo por la muerte de un ser querido, no recitarán las plegarias de duelo (kadish) por más de once meses.
81. No cabe duda de que quienes hayan cometido faltas, y estén cercados por sus pecados, serán los moradores del Fuego, en el que permanecerán eternamente.
83. Y [recuerden] cuando celebré el pacto con el Pueblo de Israel: “Adoren solo a Dios, hagan el bien a sus padres y parientes, a los huérfanos y los pobres, hablen a la gente de buenas maneras, cumplan la oración y paguen el zakat”; pero luego le dieron la espalda [a este pacto] rechazándolo, salvo unos pocos.
84. Y [recuerden] cuando celebré un pacto con ustedes: “No derramarán su sangre[1] ni se expulsarán de sus hogares”, lo aceptaron y fueron testigos de ello.
85. Pero fueron ustedes mismos quienes mataron y expulsaron a algunos de los suyos de sus hogares, haciendo causa común contra ellos con pecado y violación de la ley. Y si alguno de ellos caía cautivo, pagaban el rescate por él, pero el haberlos expulsado era ya ilícito. ¿Acaso creen en una parte del Libro y descreen de otra? ¿Cuál es la consecuencia de quienes obran así sino la humillación en la vida mundanal y el castigo más severo el Día de la Resurrección? [Sepan que] Dios no está desatento de cuanto hacen.
87. Y revelé a Moisés el Libro, y después de él envié Mensajeros; y concedí a Jesús, el hijo de María, milagros evidentes y lo fortalecí con el Espíritu Santo [el ángel Gabriel]. ¿No es cierto acaso que cada vez que se les presentaba un Mensajero que no satisfacía sus deseos, se comportaban con soberbia, desmintiendo a unos y matando a otros?[1]
[1] Ver Mateo 23:37, “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti!”
88. Decían: “Nuestros corazones están cerrados [porque ya saben lo necesario]”. Pero en realidad, Dios los maldijo por negar la verdad. ¡Poco es lo que creen!
89. Y cuando les llegó un Libro de Dios [el Corán] que confirmaba lo que ya tenían [en la Torá], a pesar de que antes oraban [para que llegara el Profeta que los guiase a] la victoria contra los incrédulos, cuando se les presentó [el Mensajero] lo reconocieron, pero [como no era judío] no creyeron en él. ¡Que la maldición de Dios caiga sobre los que niegan la verdad!
90. ¡Qué mal negocio han hecho al no creer en lo que Dios reveló, por envidia de que Dios favoreciera a quien quiso de entre Sus siervos [y no a uno de ellos]! Por ello, incurrieron una y otra vez en Su ira. Los que niegan la verdad tendrán un castigo degradante.
91. Y cuando se les dice: “Crean en lo que Dios ha revelado”, responden: “Creemos en lo que Dios nos reveló a nosotros”, y descreen de lo que vino después, a pesar de ser la Verdad que corrobora [el libro] que tienen. Diles: “¿Por qué, entonces, asesinaron a los Profetas de Dios, si eran creyentes?”
93. Y [recuerden] cuando celebré con ustedes el pacto y levanté el monte encima suyo [y dije]: “Aférrense con fuerza a lo que les he dado y obedezcan”. Dijeron: “Oímos, pero desobedecemos”. Y como castigo por haber negado la verdad, sus corazones quedaron embebidos de amor por el becerro [de oro]. Diles [¡Oh, Mujámmad!]: “Qué pésimo es lo que su fe les ordena hacer, ¡si en verdad fueran creyentes!”
96. Encontrarás que [los judíos] son los más aferrados a la vida mundanal, más aún que los idólatras. Algunos de ellos quisieran vivir mil años, pero eso no les libraría del castigo, porque Dios sabe cuanto hacen.
97. Dile [¡Oh, Mujámmad!] a quien sea enemigo del ángel Gabriel, que él es quien descendió la revelación a tu corazón con la anuencia de Dios, confirmando los mensajes anteriores, como guía y buena nueva para los creyentes.
98. Quien sea enemigo de Dios, de Sus ángeles, de Sus Mensajeros, del ángel Gabriel y del ángel Miguel, que sepa que Dios es enemigo de los que rechazan el Mensaje.
101. Cuando se les presentó el Mensajero de Dios corroborando lo que ya se les había revelado [la Torá], algunos se rebelaron contra el Libro de Dios como si no supieran [lo que contenía].
102. Pero sí seguían lo que recitaban los demonios durante el reinado de Salomón. Sepan que Salomón no cayó en la incredulidad[1], sino que fueron los demonios quienes enseñaron a la gente la hechicería y la magia que transmitieron los ángeles Harút y Marút en Babilonia. Ellos no le enseñaban a nadie sin antes advertirle: “Nosotros somos una tentación, no caigan en la incredulidad”. A pesar de la advertencia, aprendieron de ellos cómo separar a una persona de su pareja, aunque no podían perjudicar a nadie sin el permiso de Dios. Lo que aprendían los perjudicaba y no los beneficiaba. Pero los hijos de Israel sabían que quien practicara la hechicería no tendría éxito en la otra vida. ¡Qué mal vendieron sus almas! Si supieran.
[1] Salomón no practicó la magia ni la hechicería, así como también es inocente de las acusaciones que le hacen algunos autores de la Biblia y la literatura judía extra bíblica.
104. ¡Oh, creyentes! No digan [al Mensajero de Dios]: “Rá‘ina”, sino [que digan]: “Undhurna”[1], y obedezcan [-lo]. Los que rechacen el mensaje recibirán un castigo doloroso.
[1] La palabra rá’ina راعنا en árabe significa literalmente “considéranos”, es decir, danos tiempo para oírte y escúchanos. Algunos judíos de Medina utilizaban la misma palabra, pero como un insulto. Por lo tanto, a los creyentes se les ordenó evitar esta expresión y en su lugar utilizar la palabra undhurna انظرنا, es decir, “espéranos [para poder comprender]”.
105. Los incrédulos de entre la Gente del Libro y los idólatras no desean que su Señor los agracie con alguna bondad , pero Dios distingue con Su misericordia a quien Él quiere; porque Dios es el poseedor del favor inmenso.
106. No abrogo ninguna regla [ni versículo] ni la hago olvidar sin traer otra mejor o similar. ¿Acaso no sabes que Dios tiene poder sobre todas las cosas?
108. ¿Acaso van a exigirle [un milagro] a su Mensajero como [el pueblo de Israel] le exigió a Moisés? Quien cambie la fe por la incredulidad se habrá desviado del camino recto.
109. Muchos de entre la Gente del Libro quisieran que renegaran de su fe y volvieran a ser incrédulos, por la envidia que les tienen, [incluso] después de habérseles evidenciado a ellos la verdad. Pero perdonen y disculpen hasta que Dios decida sobre ellos. Dios tiene poder sobre todas las cosas.
110. Realicen la oración y paguen el zakat, y [sepan que] todo el bien que hagan será para su propio beneficio, y su recompensa la encontrarán junto a Dios. Dios sabe cuanto hacen.
111. Y dicen: “Solo entrará al Paraíso quien sea judío o cristiano”. Esos son sus deseos infundados. Diles: “Traigan pruebas, si es que dicen la verdad”.
112. Pero no es así, porque quienes sometan su voluntad a Dios[1] y hagan el bien obtendrán su recompensa junto a su Señor, y no habrán de sentir temor ni tristeza.
113. Dicen los judíos: “Los cristianos no tienen bases [para sus creencias]”, y los cristianos dicen: “Los judíos no tienen bases [para sus creencias]”, siendo que ambos recitan el [mismo] Libro. Así mismo dijeron los ignorantes [idólatras]. Dios juzgará entre ellos el Día de la Resurrección sobre lo que discrepaban.
114. ¿Acaso existe alguien más injusto que quien prohíbe que en las casas de Dios se alabe Su nombre, e intentan destruirlas? Esos deberían entrar en ellas con temor, [porque finalmente] serán humillados en este mundo y en la otra vida recibirán un castigo terrible.
115. A Dios pertenecen el oriente y el occidente, y adondequiera que dirijan el rostro [durante la oración], allí se encuentra el rostro de Dios[1]. Dios es Vasto, todo lo conoce.
118. Pero dicen los que no saben: “¿Por qué no nos habla Dios, o al menos nos envía una señal?” Lo mismo dijeron quienes les precedieron, sus corazones se asemejan. Hice evidentes los signos para quienes creen con certeza.
119. Te he enviado [¡Oh, Mujámmad!] con la verdad, como albriciador y advertidor, pero no serás preguntado sobre los que se condenen al fuego infernal.
120. Ni los judíos ni los cristianos estarán [completamente] satisfechos contigo hasta que sigas su religión. Di: “La guía de Dios es la guía verdadera”. Si siguieras sus deseos luego de haberte llegado el conocimiento [sobre la verdad], no tendrías quién te protegiera ni quién te auxiliara de Dios.
121. Aquellos a quienes he confiado el Libro, si fueran consecuentes con la versión original del mismo[1], habrían creído [en el Corán]. Pero quienes lo nieguen, ellos serán los perdedores.
[1] Poniendo en práctica sus preceptos y enseñanzas.
124. Y [reflexiona, ¡Oh, Mujámmad!, sobre] cuando Abraham fue puesto a prueba por su Señor con unas órdenes, y las cumplió. Dijo [Dios]: “Haré de ti un guía para la gente”. Preguntó [Abraham]: “¿Y de mis descendientes?” Dijo [Dios]: “Mi pacto [la profecía] no incluye a los injustos”.
125. Y [recuerden] cuando hice de La Casa [la Ka‘bah] un lugar de reunión y refugio para la gente. “[¡Oh, creyentes!] Tomen el sitial de Abraham[1] como lugar de oración”. Y cuando indiqué a Abraham e Ismael: “Purifiquen Mi Casa para quienes vengan a hacer el rito de la circunvalación y el retiro espiritual, y los que se inclinen y prosternen durante su oración”.
[1] El sitial de Abraham es el lugar donde Abraham se apoyaba durante la construcción de la Ka’bah, y allí quedaron grabadas las marcas de sus pies.
126. Y [recuerden] cuando Abraham dijo: “¡Señor mío! Haz de esta ciudad [La Meca] un lugar seguro, y beneficia con frutos a los pobladores que creen en Dios y en el Día del Juicio Final”. Dijo [Dios]: “[Pero] al que rechace la verdad lo dejaré disfrutar por un tiempo, y después lo conduciré al castigo del Fuego. ¡Qué pésimo destino!”
127. Y [recuerden] cuando Abraham e Ismael levantaron los cimientos de La Casa, dijeron: “¡Oh, Señor! Acepta nuestra obra. Tú eres el que todo lo oye, todo lo sabe”.
128. “¡Señor nuestro! Haz que nosotros nos entreguemos a Tu voluntad, y que nuestra descendencia también lo haga [como una nación de musulmanes]. Enséñanos nuestros ritos para la peregrinación y acepta nuestro arrepentimiento; Tú eres el Indulgente, el Misericordioso”.
129. “¡Señor nuestro! Haz surgir de entre nuestra descendencia un Mensajero que les recite Tus palabras y les enseñe el Libro y la sabiduría, y los purifique. Tú eres el Poderoso, el Sabio”.
130. ¿Y quién sino el de espíritu necio, puede rechazar la religión [monoteísta] de Abraham? Él fue un elegido en este mundo, y en el otro se contará entre los justos.
132. Y esto fue lo que Abraham y Jacob legaron a sus hijos: “¡Oh, hijos míos!
Dios les ha elegido esta religión, y no mueran sin haber entregado su voluntad [a Dios]”[1].
[1] Literalmente: “No mueran sino musulmanes”, ya que todos los profetas fueron en ese sentido musulmanes, es decir, entregados a la voluntad de Dios.
133. ¿Acaso saben qué le preguntó Jacob a sus hijos cuando le llegó la muerte?: “¿Qué adorarán después de mí [muerte]?” Dijeron: “Adoraremos lo que adoraban tú y tus ancestros, Abraham, Ismael e Isaac: la Única divinidad, y a Él entregamos nuestra voluntad”.
135. Dijeron [la Gente del Libro]: “Sean judíos o cristianos, que así estarán en la guía correcta”. Diles: “¡No! Seguimos la religión de Abraham, que era monoteísta puro y no era de los idólatras”.
136. Digan: “Creemos en Dios, en lo que nos fue revelado a nosotros, en lo que fue revelado a Abraham, a Ismael, a Isaac, a Jacob y a las tribus[1], y en lo que Dios reveló a Moisés, a Jesús y a los demás Profetas. No discriminamos entre ellos, y entregamos a Dios nuestra voluntad [siendo musulmanes]”.
[1] Las doce tribus de Israel, que eran descendientes de los hijos de Jacob.
137. Si creen en lo mismo que ustedes creen habrán seguido la guía correcta; pero si lo rechazan, estarán en el error. Dios te protegerá de ellos. Él todo lo oye, todo lo sabe.
139. Di: “¿Por qué discuten con nosotros acerca de Dios, siendo que Él es el Señor de ambos? Nosotros responderemos por nuestras acciones y ustedes por las suyas. Nosotros Le somos sinceros [adorándolo solo a Él]”.
140. ¿Acaso van a decir que Abraham, Ismael, Isaac, Jacob y las doce tribus eran judíos o cristianos? Di: “¿Acaso ustedes saben más que Dios?”
¿Existe alguien más injusto que quien oculta un testimonio[1] que ha recibido de Dios? Dios no está desatento de lo que hacen.
[1] Que mencionaban las antiguas escrituras reveladas, donde figuraba la naturaleza de la religión de Dios y la venida del Profeta Mujámmad r.
142. Dirán algunas personas tontas: “¿Qué los hizo cambiar la orientación [en la que oraban]?” Diles: “A Dios pertenecen el oriente y el occidente, y Él guía a quien quiere hacia el sendero recto”.
143. Hice de ustedes una comunidad moderada y justa, a fin de que fueran testigos ante la humanidad[1], y fuera el Mensajero testigo de ustedes. Con el cambio del lugar hacia donde te orientabas [para orar], distinguí a los que siguen al Mensajero de aquellos que le dan la espalda. [Este cambio] fue algo difícil, salvo para aquellos a quienes Dios guió. Él no dejará de recompensarlos por su fe. Dios es compasivo y misericordioso con la gente.
[1] De la llegada de los profetas anteriores y que transmitieron correctamente el mensaje del monoteísmo a sus pueblos.
144. Veo que vuelves tu rostro hacia el cielo. Te orientaré en una dirección que te complazca; oriéntate hacia la Mezquita Sagrada [de La Meca]. Y donde quiera que estén, oriéntense hacia ella. La Gente del Libro sabe que es la verdad proveniente de su Señor. Dios no está desatento de lo que hacen.
145. Pero aunque te presentes ante la Gente del Libro con todas las evidencias, no seguirán tu orientación [al orar] ni tú seguirás la de ellos, ni seguirán los unos la orientación de los otros; y si siguieras sus deseos luego de lo que se te ha revelado del conocimiento, te contarías entre los injustos.
146. Aquellos a quienes concedí el Libro [judíos y cristianos] lo reconocen[1] como reconocen a sus propios hijos. Algunos de ellos ocultan la verdad a sabiendas.
[1] Al Profeta Mujámmad r es decir, saben de la veracidad de su Mensaje y que verdaderamente es un Profeta de Dios.
148. Todas [las religiones] tienen una dirección a la cual dirigirse [en sus oraciones]. ¡Apresúrense a realizar obras de bien! Dondequiera que estén, Dios los reunirá a todos [el Día del Juicio Final]. Dios es sobre toda cosa Poderoso.
149. Y hacia donde quiera que salgas [en tus viajes] oriéntate hacia la Mezquita Sagrada, pues ésta es la verdad que proviene de tu Señor, y [sepan que] Dios no está desatento de lo que hacen.
150. Y hacia donde quiera que salgas oriéntate hacia la Mezquita Sagrada, y dondequiera que estén oriéntense hacia ella, para que la gente no tenga argumentos en su contra, excepto los injustos [idólatras de La Meca][1], pero no les teman a ellos, y témanme solo a Mí. Completaré sobre ustedes Mis gracias para que sean de los bien guiados.
[1] Que argumentaban que, como los musulmanes se dirigían para orar en dirección a ellos, en realidad se estaban inclinando ante sus dioses e ídolos.
151. De la misma manera envié un Mensajero de entre ustedes para que les transmitiera Mis preceptos y los purificara y enseñara el Libro y la sabiduría[1], y les enseñara lo que ignoraban.
[1] La sabiduría enseñada por el Profeta Mujámmad r se conoce con el nombre de Sunnah.
158. [El recorrido entre los montes de] As-Safa y Al-Marwah es un rito establecido por Dios. Quien realice la peregrinación mayor o la peregrinación menor a La Casa [Sagrada de La Meca] sepa que no incurre en falta por realizar el recorrido ritual entre ambas. Y quien voluntariamente haga el bien, sepa que Dios se lo recompensará, pues Él premia las buenas intenciones.
159. Quienes ocultan a la gente las evidencias y la guía que he revelado luego de haberlas evidenciado en el Libro, serán malditos por Dios y toda la creación,
160. Excepto quienes se arrepientan, reparen y aclaren [lo que habían ocultado]. A ellos les aceptaré su arrepentimiento, porque Yo soy el Indulgente, el Misericordioso.
164. En la creación de los cielos y de la Tierra, la sucesión de la noche y el día, el barco que surca el mar para provecho de la gente, el agua que Dios hace descender del cielo con la que da vida a la tierra árida, en la que diseminó toda clase de criaturas, y en la dirección de los vientos y el control de las nubes que están entre el cielo y la tierra, en todo ello hay signos[1] para quienes razonan.
[1] De que Él es el Creador y que solo Él merece ser adorado.
165. Existen personas que toman en lugar de Dios a otros que consideran iguales [a Dios][1], y los aman como solo debe amarse a Dios; pero los creyentes aman más a Dios [de lo que éstos aman a sus divinidades]. Ya sabrán los injustos cuando vean el suplicio que les espera, que a Dios pertenece el poder absoluto y que Dios es severo en el castigo.
[1] Es decir, dirigen a ellos lo que se debe dirigir a Dios, como las súplicas, los ruegos, el anhelo de salvación, la esperanza, el temor devocional, etc.
166. [Ellos deben considerar que el Día del Juicio] se desentenderán los líderes[1] de sus seguidores, y todos verán el castigo y desaparecerá toda alianza entre ellos.
167. Entonces los seguidores dirán: “Si tuviéramos otra oportunidad [de regresar a la vida mundanal] nos desentenderíamos de ellos, como ellos se han desentendido de nosotros”. Así les hará ver Dios sus obras para que sientan remordimiento. Pero nunca saldrán del Fuego.
170. Y cuando se les dice: “Sigan lo que Dios reveló”, argumentan: “No, seguimos la tradición de nuestros padres”. ¿Acaso imitan a sus padres a pesar de que ellos no seguían una lógica ni una revelación?
171. El ejemplo de los que niegan la verdad es como el del animal que al escuchar el llamado del pastor, no percibe sino un ruido. Se hacen los sordos, mudos y ciegos, porque se niegan a usar la razón.
173. Sepan que [Dios] les ha prohibido [consumir] solamente la carne del animal muerto por causa natural, la sangre, la carne de cerdo y la del animal que haya sido sacrificado invocando un nombre distinto al de Dios. Pero quien se ve forzado por la necesidad, no por deseo y sin excederse, no comete pecado al hacerlo. Dios es Absolvedor, Indulgente.
174. Quienes ocultan lo que Dios reveló del Libro y cambian Sus preceptos para obtener una ganancia vil, sepan que el fuego abrasará sus entrañas. Dios no les hablará ni les purificará [de sus pecados] el Día de la Resurrección, donde tendrán un doloroso castigo.
176. Eso [es lo que merecen] porque Dios reveló el Libro con la Verdad, pero quienes enfrentan al Libro con sus opiniones se encuentran en un profundo error.
177. La verdadera virtud[1] no consiste en orientarse hacia el oriente o el occidente [durante la oración], sino que es piadoso quien cree en Dios, el Día del Juicio, los ángeles, el Libro, los Profetas; hace caridad, a pesar del apego [que tiene por los bienes materiales], a los parientes, los huérfanos, los pobres, los viajeros insolventes, los mendigos, y colabora para liberar esclavos y cautivos. [Tiene piedad quien] hace la oración prescrita, paga el zakat, cumple con los compromisos contraídos, es paciente en la estrechez, la adversidad y ante la persecución. Ésos son los veraces en su fe y los verdaderos piadosos.
[1] En árabe bir بر : Virtud que inspira, por el amor a Dios, tierna devoción a los actos de culto y, por el amor al prójimo, actos de amor y compasión.
178. ¡Oh, creyentes! Se ha establecido la retribución legal en caso de homicidio [doloso][1]: sea libre o esclavo, [sea hombre] o mujer[2]. Pero si le es perdonada [al culpable] la pena por su hermano [en la fe][3], que pague la indemnización correspondiente en el plazo establecido de buena manera. Esto es una facilidad y una misericordia de su Señor. Pero quien después de eso [aceptando la indemnización] transgrediere [tratando de vengarse del homicida] tendrá un castigo doloroso[4].
[1] El homicidio doloso es cuando una persona procede con la intención de quitar la vida a otra, empleando para ello un elemento que le sirva para matarlo. A diferencia de los homicidios preterintencional o culposo, donde no existe intención de asesinar, sino negligencia o accidente. [2] Es decir, hombres, mujeres, libres y esclavos, todos reciben su castigo, y nadie puede pagar una pena por un crimen cometido por otra persona. [3] Es decir, los familiares de la víctima o el apoderado legal pueden condonar por decisión propia la pena de muerte al culpable, accediendo a recibir una indemnización económica, o pueden perdonarlo completamente. [4] En este mundo, por hacerse merecedor de la aplicación del castigo; o en el más allá, donde le espera el Infierno. Ver Corán 4:93.
180. Se ha establecido que cuando sientan la muerte acercarse y dejen bienes materiales, hagan un testamento a favor de sus padres y parientes en forma justa. Esto es una obligación para los piadosos[1].
[1] La implicancia legal de este versículo fue abrogada, por la revelación en 4:11-12, que estipula porciones obligatorias en la herencia para los padres y parientes cercanos. Se permite dejar testamento, en especial para cubrir a los que no heredan por ley. Pero la validez del testamento está supeditada a las asignaciones exactas estipuladas en 4:11-12, y otros versículos del Corán que limitan la libertad del testador (para garantizar justicia) sin eliminarla. Si el testamento no se ajusta a la ley, se recurre a la conciliación entre los herederos (véase 2:182).
181. Si los testigos al escuchar [el testamento] lo cambian después de haber oído la voluntad [del testador], ellos son los que habrán cometido un pecado. Dios todo lo oye, todo lo sabe.
182. Pero quien tema que el testador haya cometido un error o una injusticia, y haga una mediación entre las partes[1], no incurrirá en falta. Dios es Absolvedor, Misericordioso.
[1] Llegando a un arreglo justo para todas las partes.
184. Son días contados [el mes de Ramadán]. Quien esté enfermo o de viaje y no ayune, deberá reponer posteriormente los días no ayunados. Quienes puedan [pero con mucha dificultad por la vejez] y no lo hagan, deberán alimentar a un pobre [por cada día no ayunado]. Pero quien voluntariamente alimente a más de un pobre, será más beneficioso para él. Y ayunar es mejor para ustedes, ¡si supieran!
185. En el mes de Ramadán fue revelado el Corán como guía para la humanidad y evidencia de la guía y el criterio. Quien presencie la llegada de [la Luna nueva de] el mes deberá ayunar, pero quien esté enfermo o de viaje [y no ayune] deberá reponer posteriormente los días no ayunados y así completar el mes. Dios desea facilitarles las cosas y no dificultárselas; alaben y agradezcan a Dios por haberlos guiado.
186. Y cuando Mis siervos te pregunten por Mí [¡Oh, Mujámmad!, diles] que estoy cerca de ellos. Respondo la súplica de quien Me invoca. [Entonces] que me obedezcan y crean en Mí, que así se encaminarán.
187. Durante las noches del mes de ayuno les es lícito mantener relaciones [maritales] con sus mujeres. Ellas son su vestimenta, y ustedes la vestimenta de ellas[1]. Dios sabe que se engañaban a sí mismos[2], por eso los perdonó y les hizo esta concesión. Ahora pueden mantener relaciones con ellas y aprovechar lo que Dios les ha prescrito. Coman y beban hasta que se distinga el hilo blanco [la luz del alba] del hilo negro [la oscuridad de la noche], y luego completen el ayuno hasta la noche, y no mantengan relaciones con ellas si están haciendo el retiro espiritual en las mezquitas. Éstos son los límites de Dios, no los transgredan. Así aclara Dios Sus signos a la gente para que alcancen la piedad.
[1] Esta bella imagen describe la relación entre el hombre y la mujer: la vestimenta es lo más cercano al cuerpo. Es lo que cubre, protege y da abrigo. Esta imagen nos habla sobre la interdependencia del uno con el otro. [2] Antes de la revelación de este versículo, durante el mes del ayuno estaban prohibidas las relaciones sexuales, lo que resultaba arduo para algunos matrimonios, especialmente los jóvenes. Se daban, en consecuencia, algunas transgresiones secretas en la intimidad del hogar, que eran seguidas de remordimiento. Pero este versículo declara que las relaciones durante la noche son completamente lícitas durante Ramadán.
188. No usurpen injustamente los bienes materiales unos a otros, ni sobornen con ellos a los jueces para conseguir ilegalmente la propiedad ajena a sabiendas.
189. Te preguntan [¡Oh, Mujámmad!] acerca de las fases de la luna. Diles: “Son una señal para que la gente pueda fijar sus fechas y para la peregrinación”. No es ninguna virtud entrar en las casas por la puerta trasera, sino que la virtud está en la piedad. [En consecuencia] entren a las casas por la puerta de adelante, y observen las leyes de Dios que así van a prosperar.
191. Den muerte [a aquellos que los ataquen] donde quiera que los encuentren, y expúlsenlos de donde los han expulsado a ustedes, porque la opresión [y la restricción de la libertad a la que son sometidos por los agresores] es más grave que combatirlos. No combatan contra ellos en la Mezquita Sagrada, a menos que ellos los ataquen allí; pero si lo hacen combátanlos, ésta es la retribución que recibirán los que rechacen la verdad.
193. Combátanlos hasta que cese la opresión y puedan adorar tranquilamente a Dios [sin temer persecución]; pero si ellos cesan de combatir, que no haya más hostilidades, excepto contra los agresores.
194. Solo se puede combatir en un mes sagrado[1] si son atacados durante el mismo, y para las violaciones [que hayan cometido] apliquen el principio de retribución igualitaria; así que si son agredidos, agredan tal como los agredieron [sin excederse]. Sigan las enseñanzas de Dios, y sepan que Dios está con los piadosos.
[1] Los meses lunares sagrados son cuatro: Dhul-Qa’dah, Dhul-Jíyyah, Mujárram y Rayab.
195. Contribuyan a la causa de Dios [de buen grado] y no se causen perjuicio a ustedes mismos [siendo avaros], sino que hagan el bien, porque Dios ama a los que hacen el bien.
196. Completen la peregrinación mayor y menor en honor a Dios. Pero en caso de que algo les impida completarla, sacrifiquen el animal que puedan como ofrenda. No se rasuren la cabeza hasta que la ofrenda llegue al lugar de sacrificio. Si alguien está enfermo o sufre una dolencia en su cabeza [y se rasura] deberá expiar ayunando[1] o dando limosna[2] o sacrificando[3]. Si hay seguridad [en el camino], entonces quien haga la peregrinación menor [durante los meses[4] de la peregrinación mayor] y luego la peregrinación mayor, que sacrifique la ofrenda según sus posibilidades, y si no encuentra qué sacrificar o no dispone de medios, deberá ayunar tres días durante la peregrinación y siete a su regreso [a su lugar de origen]: en total diez días. Esto es para quienes no viven en las proximidades de la Mezquita Sagrada. Cumplan con los ritos y sepan que Dios es severo en el castigo.
[1] Tres días. [2] Para alimentar a seis pobres. [3] Un cordero. [4] Que son Shawal, Dhul-Qa’dah y diez días del mes de Dhul-Jíyyah.
197. La peregrinación se realiza en unos meses específicos, y quien se consagrara para hacerla, deberá abstenerse [durante ella] de las relaciones maritales, los pecados y las discusiones. Todo lo que hagan de bien, Dios lo sabe. Tomen provisiones para el viaje, pero [sepan que] la mejor provisión es la piedad. ¡Oh, dotados de buen discernimiento! Cumplan correctamente Conmigo.
198. No cometen ninguna falta si buscan el sustento de su Señor [comerciando]. Cuando salgan en multitudes de [el valle de] ‘Arafat, y se encuentren en Al-Mash’ar Al-Harám[1], recuerden a Dios. Recuérdenlo en agradecimiento por haberlos guiado siendo que se encontraban extraviados.
[1] El lugar sagrado que se encuentra en el valle de Muzhdalifah.
200. Y cuando hayan terminado con los ritos que deben realizar, celebren el nombre de Dios tal como celebran la memoria de sus padres, y más aún. [Pues] hay gente que dice: “¡Señor nuestro! Danos bienestar en esta vida”[1]; pero no obtendrán nada en la otra vida.
203. Recuerden a Dios los días determinados[1]. Quien lo haga solo dos días no habrá incurrido en falta alguna, como tampoco quien permanezca más [hasta el tercero], siempre que tengan temor de Dios. Cumplan con lo que Dios les ha ordenado y sepan que serán congregados ante Él.
[1] Los tres días posteriores al día del Eid Al-Akbar, llamados Aiám At-Tashríq
204. Hay un tipo de gente que, cuando te habla sobre temas mundanos, te causa admiración por su elocuencia, y pone como testigo a Dios de la fe que encierra su corazón, cuando en realidad es un enemigo acérrimo y hábil discutidor.
205. Pero cuando se alejan [de ti] van por la Tierra corrompiéndola, destruyendo [todos los frutos del trabajo humano, como] las siembras y los ganados, pero [sepan] que Dios no ama la corrupción.
210. ¿Acaso esperan que [el Día del Juicio] Dios y los ángeles se les presenten a la sombra de las nubes? Para entonces, su situación estaría ya decidida [y serían condenados]. Todos los asuntos retornan a Dios [para que Él juzgue].
211. Pregunta [¡Oh, Mujámmad!] a los hijos de Israel cuántas señales evidentes les envié. Quien cambia la gracia de Dios [por incredulidad] después de haberle sido concedida, [sepa que] Dios es severo en el castigo.
212. A los que niegan la verdad los seduce la vida mundanal, y [por eso] se burlan de [la pobreza de] los creyentes; pero los que temen a Dios [en este mundo] estarán sobre ellos el Día de la Resurrección, y Dios provee a quien Él quiere, sin límite.
213. La humanidad era una sola comunidad [y porque comenzaron a desviarse del monoteísmo y discrepar sobre la verdad], Dios envió a los Profetas con albricias y advertencias, y les reveló los Libros Sagrados con la Verdad para que juzgaran entre la gente acerca de lo que discrepaban. Pero [los que habían recibido los Libros Sagrados] no discreparon sino después de que les llegaron las pruebas evidentes, por envidia y rivalidad entre ellos. Dios guió con Su voluntad a los creyentes a la verdad respecto a lo que discrepaban quienes los precedieron. Dios guía por el sendero recto a quien Le place.
214. ¿Acaso creen que van a entrar al Paraíso sin sufrir las mismas pruebas que quienes los precedieron? Padecieron pobreza e infortunios, y una conmoción tal que hasta el Mensajero y los creyentes que estaban con él imploraron: “¿Cuándo llegará el auxilio de Dios?” Pero el auxilio de Dios estaba cercano.
215. Te preguntan [¡Oh, Mujámmad!] a quién dar caridad. Diles: “Den a sus padres, parientes, huérfanos, pobres y viajeros insolventes”. Todos los actos de bien que hagan, Dios lo sabe.
216. Se les ha prescrito combatir aunque les desagrade. Es posible que les disguste algo y sea un bien para ustedes, y es posible que amen algo y sea un mal para ustedes. Dios conoce [todo], pero ustedes no.
217. Te preguntan si es lícito combatir en los meses sagrados[1]. Diles: “Combatir en los meses sagrados es un sacrilegio, pero ante Dios es más grave aún apartar a la gente del sendero de Dios, negar Su verdad y expulsar a la gente de la Mezquita Sagrada”. [Sepan] que la opresión[2] es peor que matar [en un mes sagrado]. Y [sepan que los incrédulos] no dejarán de combatirlos, si pueden, hasta apartarlos de su religión. Y quien reniegue de su religión y muera en la incredulidad, sus obras habrán sido en vano, en esta vida y en el más allá. Ellos son los moradores del Fuego, donde permanecerán eternamente.
[1] Mujárram, Rayab, Dhul-Qa‘dah y Dhul-Jíyyah. [2] La opresión aquí significa impedir a la gente practicar libremente su religión.
218. Aquellos que creyeron, emigraron y se esforzaron por la causa de Dios son quienes pueden esperar con certeza la misericordia de Dios, y Dios es Absolvedor, Misericordioso.
219. Te preguntan acerca de los embriagantes y las apuestas. Diles: “Son de gran perjuicio, a pesar de que también hay en ellos algún beneficio para la gente, pero su perjuicio es mayor que su beneficio”[1]. Y te preguntan qué dar en caridad. Diles: “Lo que puedan permitirse”[2]. Así aclara Dios los preceptos para que reflexionen
[1] La implicancia legal de este versículo fue abrogada. Para encontrar la prohibición tajante de los embriagantes y las apuestas, ver 5:90-91. [2] Es decir, las caridades deben ser dadas luego de cumplir con las necesidades de quienes se tiene la responsabilidad de mantener.
220. sobre esta vida y el más allá. Y te preguntan acerca de cómo deben obrar quienes tienen huérfanos bajo su responsabilidad. Diles: “Invertir sus bienes materiales para procurar incrementárselos es lo mejor, pero si [consideran más fructífero] unir su riqueza con la de ellos [para gestionarla conjuntamente], trátenlos como a sus hermanos. Dios sabe quién es corrupto y quién hace el bien. Y si Dios hubiera querido les habría hecho las cosas más difíciles; Dios es Poderoso, Sabio.
221. No se casen con [mujeres] idólatras a menos que ellas crean [en el monoteísmo], ya que una sierva [de Dios][1] creyente es mejor que una idólatra, aunque esta les atraiga más; y no casen a los idólatras con las mujeres a su cargo hasta que ellos crean [en el monoteísmo], un siervo [de Dios] creyente es mejor que un idólatra, aunque este les parezca mejor partido. Ellos [los idólatras] invitan al Infierno [a través de la idolatría], mientras que Dios les promete el Paraíso, con Su consentimiento y el perdón, pero aclara Sus preceptos a la gente para que recapacite.
[1] El término árabe amah أمة puede significar esclava o sierva de Dios. Cualquiera sea el caso, el versículo establece que la fe en el monoteísmo es el más alto valor que se debe considerar para contraer matrimonio.
222. Y te preguntan acerca de la menstruación. Di: “Es una impureza”; absténganse de mantener relaciones maritales con sus mujeres durante el menstruo, y no mantengan relaciones con ellas hasta que se purifiquen, pero cuando se hayan purificado mantengan relaciones como Dios les ha permitido [por la vía natural]. Dios ama a los que se arrepienten y a los que se purifican.
223. Sus mujeres son para ustedes como un campo de labranza, por tanto, siembren en su campo cuando [y como] quieran1[1]. Hagan obras de bien para que se beneficien, y tengan temor de Dios ya que se encontrarán con Él; y albricia a los creyentes [que obtendrán una hermosa recompensa].
[1] La legislación islámica prohíbe solamente, respecto a la sexualidad en el matrimonio, el sexo contra natura y las relaciones durante la menstruación y el puerperio.
224. No hagan de un juramento por Dios, prestado con anterioridad, un pretexto para no hacer el bien, no cumplir con la fe ni dejar de ayudar a la gente a reconciliarse. Dios todo lo oye, todo lo sabe.
225. Dios no tomará en cuenta los juramentos que hacen sin pensar[1], pero sí tomará en cuenta aquellos que hagan de corazón[2], Dios es Absolvedor, Indulgente.
[1] Es decir, en forma automática, sin pensar en las palabras y sus implicancias. [2] Es decir, conscientes, con plena intencionalidad.
226. Quienes juren no mantener relaciones sexuales con sus esposas[1] tendrán un plazo [máximo] de cuatro meses; pero si se retractan [de su juramento], [sepan que] Dios es Absolvedor, Misericordioso.
228. Las divorciadas[1] deberán esperar tres menstruos [para poder volverse a casar], y no les es lícito ocultar lo que Dios creó en sus vientres, si es que creen en Dios y el Día del Juicio. Sus maridos tienen más derecho a volver con ellas durante ese plazo, si desean reconciliarse. Ellas tienen tanto el derecho al buen trato como la obligación de tratar bien a sus maridos. Y los hombres tienen un grado superior [de responsabilidad] al de ellas; Dios es Poderoso, Sabio.
[1] Aquellas mujeres a las que sus maridos hayan expresado la voluntad de divorcio, pero el proceso del mismo no haya terminado aún.
229. El divorcio puede revocarse dos veces. Luego de lo cual no cabe sino convivir dignamente[1] o separarse definitivamente con decoro. No es permitido [a los hombres] tomar nada de lo que hayan dado [como dote]. Pero si no existe una voluntad de convivencia y temen que no se cumpla con lo que Dios ha ordenado [sobre el buen trato], no incurrirá en falta ninguno de los dos [esposos] en que la mujer llegue a un acuerdo económico con su marido para la disolución del matrimonio. Éstas son las leyes de Dios, no las quebranten. Quienes las quebrantan son los opresores.
[1] Bil ma’ruf بالمعروف significa acorde a lo reconocido como buen trato en cada sociedad y cultura. Es decir, que este comportamiento puede cambiar y no es definitivo, sino que cada cultura tiene sus propios estándares de lo que es el buen trato, el respeto y la dignidad del individuo, así como su propio concepto de lo que es el maltrato.
230. Si el marido se divorcia de ella [por tercera vez], no podrá tomarla como esposa de nuevo hasta que ella se case con otro hombre y este último la divorcie también. Entonces, no incurrirán en falta si vuelven a casarse, si creen que podrán cumplir con lo que Dios ha establecido [sobre el buen trato]. Éstas son las leyes de Dios, las cuales aclara a gente que razona.
231. Pero si expresan la voluntad de divorcio a sus mujeres y están cerca de cumplir el plazo de espera, reconcíliense en buenos términos o sepárense con decoro. No las retengan para molestarlas y obligarlas [a que cedan parte de su derecho], pues quien obre de esa manera se condena a sí mismo. No tomen las leyes de Dios a la ligera, y recuerden la gracia que Dios les concedió [el Islam], y el Libro y la sabiduría que reveló [el Corán] para exhortarlos. Tengan temor de Dios y sepan que Dios todo lo conoce.
232. Si expresan la voluntad de divorcio[1] a sus mujeres y éstas cumplen con el plazo de espera, no pueden impedirles que se casen[2], si lo han convenido mutuamente [sobre bases] correctas. Así exhorta [Dios] a quienes realmente creen en Dios y en el Día del Juicio. Esto es mejor y más sano. Dios sabe [todo] y ustedes no.
[1] Por primera y segunda vez. [2] Con su exesposo o con otro hombre.
233. Las madres [divorciadas] podrán amamantar a sus hijos dos años si desean completar la lactancia. El padre tiene la obligación de sustentar y vestir a la madre [de su hijo] de acuerdo a sus recursos, a nadie se le impone más allá de sus posibilidades. Que ni la madre ni el padre utilicen a su hijo para perjudicarse mutuamente. Los familiares directos heredan esta obligación[1]. Pero no incurren en falta si ambos [el padre y la madre], de común acuerdo, y tras consultarlo entre ellos, deciden destetar [al niño]. Si toman una nodriza para completar la lactancia no hay mal en ello, a condición de que le paguen lo correcto. Tengan temor de Dios, y sepan que Dios ve todo cuanto hacen.
234. Las viudas deberán esperar cuatro meses y diez días[1]. Luego de ese plazo no serán reprochadas por lo que dispongan hacer consigo mismas [siempre que sea] de manera correcta, y Dios sabe lo que hacen.
235. No incurren en falta si les insinúan a esas mujeres la intención de casarse con ellas o si callan sus intenciones; Dios sabe lo que piensan de ellas. No concierten con ellas acuerdos secretos de matrimonio, sino que háblenles con respeto. Pero no contraigan matrimonio hasta que se cumpla el plazo de espera. Sepan que Dios conoce lo que hay en sus corazones, así que tengan cuidado. Y sepan que Dios es Absolvedor, Indulgente.
236. No incurren en falta si se divorcian de sus esposas antes de consumar el matrimonio o haber convenido la dote. Pero denles un regalo acorde a sus posibilidades, el rico según pueda y el pobre según pueda. Esto es un deber para los que obran correctamente.
237. Pero si se divorcian antes de consumar el matrimonio y ya han convenido la dote, deben darles la mitad de lo acordado, a menos que la mujer renuncie a su parte, o que el hombre renuncie a darle la mitad y se lo dé completo, y esto es lo más próximo a la piedad. Y no olviden lo bueno que hubo entre ustedes; Dios ve todo lo que hacen.
239. Si tienen temor [en una situación de peligro], pueden orar de pie o montados, pero cuando cese el temor recuerden a Dios [en oración], que les enseñó lo que no sabían.
240. Los casados, al morir, dejan a su viuda un legado que consiste en un año de manutención y que no sean obligadas a abandonar el domicilio conyugal; pero si lo abandonaran antes, no serán reprochados de lo que ellas dispongan hacer consigo mismas [rehaciendo sus vidas siempre que sea] de manera correcta[1]. Dios es Poderoso, Sabio.
[1] La implicancia legal de este versículo fue abrogada, y reglamentada definitivamente por 4:12 y 2:234.
243. ¿Acaso no reparan en los que dejaron de a miles sus hogares por temor a la muerte?[1] Pero Dios les dijo: “¡Mueran igual!” Y luego los resucitó. Dios favorece a la gente, pero la mayoría no Le agradece.
[1] Esta gente, al ser azotada por una peste como castigo de Dios, quisieron burlar el castigo abandonando el lugar, pero no pudieron escapar al castigo de Dios.
245. ¿Quién hará a Dios un préstamo generoso?[1] Dios se lo devolverá multiplicado. Dios restringe y prodiga [el sustento], y a Él volverán [para ser recompensados por sus acciones].
[1] Invirtiendo en obras de bien para los necesitados y por la causa de Dios.
246. ¿Acaso no reparas en los nobles de los hijos de Israel después de la muerte de Moisés? Cuando le dijeron a su Profeta: “Desígnanos un rey para que combatamos junto a él por la causa de Dios”. Dijo: “¿Acaso prometen que si se les prescribe el combate no huirán?” Dijeron: “¿Cómo no vamos a combatir por la causa de Dios si fuimos expulsados de nuestros hogares y apartados de nuestros hijos?” Pero cuando se les ordenó el combate le dieron la espalda, excepto unos pocos, y Dios conoce bien a los opresores.
247. Su Profeta les dijo: “Dios les ha enviado a Saúl para que sea su rey”. Exclamaron: “¿Por qué será él nuestro rey, si nosotros tenemos más derecho que él y ni siquiera es rico?” Dijo: “Dios lo ha elegido para ustedes y lo ha dotado de gran capacidad intelectual y física”. Dios concede el reino a quien Él quiere, porque Dios es Vasto, todo lo sabe.
248. Su Profeta les dijo también: “La prueba de su reino será que los ángeles traerán el arca[1], en la que encontrarán sosiego proveniente de su Señor y una reliquia que dejó la familia de Moisés y de Aarón. En esto hay una señal, si es que son creyentes”.
[1] El arca de la alianza donde, según la tradición judía, se encontraba guardada la Torá.
249. Pero cuando Saúl partió con sus soldados, les dijo: “Dios los pondrá a prueba con un río; quien beba de él hasta saciarse no será de los míos, pero quien no beba más que un sorbo en el cuenco de su mano o se abstenga, será de los míos”. Pero se saciaron de él, salvo unos pocos. Y cuando él y los que creían cruzaron el río, algunos dijeron: “Hoy no podremos contra Goliat y sus soldados”. En cambio, quienes tenían certeza de que comparecerían ante Dios exclamaron: “¡Cuántas veces, con el permiso de Dios, un grupo pequeño ha derrotado a grandes ejércitos!” Porque Dios está con los pacientes.
250. Al enfrentarse a Goliat y sus soldados suplicaban: “¡Señor nuestro! Danos paciencia, mantennos firmes y concédenos la victoria sobre los que niegan la verdad”.
251. Los derrotaron con el permiso de Dios y David mató a Goliat. Dios le concedió [a David] el reino y la sabiduría, y le enseñó cuanto Él quiso. Si Dios no hubiera permitido que la gente se defendiera, la Tierra estaría llena de corrupción, pero Dios concede Sus gracias a todos los seres.
253. Entre los Mensajeros, distinguí a cada uno con un favor. Entre ellos hay a quienes Dios habló directamente, y otros a quienes elevó en grados. Y concedí a Jesús, hijo de María, las pruebas evidentes y lo fortalecí con el Espíritu Santo [el ángel Gabriel]. Pero si Dios hubiera querido, las naciones que los siguieron no hubieran combatido entre ellas tras habérseles presentado los Profetas y las evidencias; pero discreparon, y hubo entre ellos quienes creyeron en la verdad y quienes la rechazaron. Si Dios hubiera querido no se habrían combatido los unos a los otros, pero Dios obra según Su designio.
254. ¡Oh, creyentes! Den en caridad parte de los beneficios que les he otorgado antes de que llegue el día en el cual no se aceptará rescate, amistad ni intercesión. Los [verdaderos] injustos son los que rechazan la verdad.
255. ¡Dios! No existe nada ni nadie con derecho a ser adorado excepto Él, el Viviente [Eterno], el Sustentador [y Gobernador de toda la creación][1]. No Lo afectan somnolencia ni sueño. Suyo es cuanto hay en los cielos y la Tierra. ¿Quién podrá interceder ante Él si no es con Su permiso? Conoce el pasado y el futuro [lo manifiesto y lo oculto] y nadie abarca de Su conocimiento salvo lo que Él quiere. El escabel de Su Trono[2] abarca los cielos y la Tierra, y la custodia [y mantenimiento] de ambos no Lo agobia. Y Él es el Sublime, el Grandioso.
[1] Este sublime nombre de Dios, Al-Qaium, indica que se basta a Sí mismo y sustenta a la creación; es decir, que Él no necesita de nadie, y todo necesita de Él. [2] Kursi كرسي, es el escabel del Trono, que no debe ser confundido con el ‘Arsh عرش, el Trono, que es inmensamente mayor.
256. Una vez esclarecida la diferencia entre la guía correcta y el desvío, no se puede forzar a nadie a creer[1]. Quien rechace las falsas divinidades y crea en Dios, se habrá aferrado al asidero más firme [el Islam], que es irrompible. Dios todo lo oye, todo lo sabe.
[1] No es aceptable la coacción en las creencias religiosas: El Corán prohíbe la conversión forzada, así como cualquier obstáculo a la libertad religiosa.
257. Dios es el protector de los creyentes, los saca de las tinieblas hacia la luz. En cambio, los que rechazan la verdad tienen como protector a las falsas divinidades, que los sacan de la luz hacia las tinieblas. Ellos serán los moradores del Fuego, en el que permanecerán eternamente.
258. ¿Acaso no has reparado en quien[1] discutió con Abraham acerca de su Señor valiéndose del reinado que Dios le había concedido? Dijo Abraham: “Mi Señor es Quien da la vida y da la muerte”. Le replicó: “Yo también doy la vida y la muerte”. Dijo Abraham: “Dios hace que el Sol salga por el oriente, haz tú que salga por el occidente”. Entonces, el que había rechazado la verdad quedó confundido[2], porque Dios no guía a los injustos.
[1] Referencia a Nemrod, un tiránico rey de la Mesopotamia. [2] A los Profetas se les concedieron mentes brillantes, gran inteligencia, expresión elocuente, fuerte intuición y otros talentos que eran esenciales para portar y transmitir el Mensaje, para ser líderes de aquellos que aceptaran el monoteísmo y sus enseñanzas. Ellos solían explicar la religión de Dios a aquellos que se les oponían, y demostraban que sus enemigos estaban equivocados. Así, Abraham derrotó con sus argumentos al tirano que se oponía a la prédica de su Mensaje.
259. [No has reparado] en aquel [‘Uzeir] que pasó por una ciudad en ruinas [Jerusalén], y exclamó: “¿Cómo va Dios a darle vida ahora que está en ruinas?” Y entonces, Dios lo hizo morir por cien años y después lo resucitó. Le preguntó [Dios]: “¿Cuánto tiempo has permanecido así?” Respondió: “Un día o menos aún”. Dijo [Dios]: “No, has permanecido así cien años, observa tu comida y tu bebida, no se han podrido, pero mira tu asno [del que por el contrario solo quedan sus huesos]. Haremos de ti un signo para la gente. Mira los huesos [de tu asno], cómo los reuní y luego los cubrí de carne [resucitándolo]”. Y cuando lo vio con claridad dijo: “Ahora sé que Dios es sobre toda cosa Poderoso”.
260. Y [menciona a la gente] cuando Abraham dijo: “¡Señor mío! Muéstrame cómo das vida a los muertos”. Dijo [Dios]: “¿Es que acaso no crees?” Respondió: “Claro que sí, pero esto es para fortalecer la fe que hay en mi corazón”. Dijo [Dios]: “Toma cuatro pájaros distintos y córtalos en pedazos, luego pon un pedazo de cada uno sobre la cima de una montaña y llámalos, vendrán a ti deprisa [con vida nuevamente]; y sabe que Dios es Poderoso, Sabio”.
261. El ejemplo de quienes contribuyen con su dinero por la causa de Dios es como el de un grano que produce siete espigas, cada espiga contiene cien granos. Así Dios multiplica [la recompensa] de quien Él quiere. Dios es el Más Generoso, todo lo sabe.
262. Quienes contribuyan por la causa de Dios, y luego no malogren sus obras con alardes o agravios, obtendrán su recompensa en la otra vida, donde no habrán de sentir temor ni tristeza.
264. ¡Oh, creyentes! No malogren sus caridades haciendo alarde de ellas u ofendiendo, como aquel que contribuye para que la gente lo vea, pero [en realidad] no cree en Dios ni en el Día del Juicio Final. Su ejemplo es como el de una roca cubierta de tierra, a la cual le cae un aguacero que la deja al descubierto[1]. Esas personas no obtendrán recompensa alguna por sus [buenas] obras, porque Dios no guía a la gente que se niega a reconocer la verdad.
[1] Este ejemplo nos habla de la dureza interior del corazón de algunas personas, que permanece oculto a la vista de las personas. Esta clase de personas, los hipócritas, bajo una delgada capa de piedad exterior, esconden un corazón duro, que no será recompensado ni tendrá beneficio de sus pocas obras, ya que jamás las ha realizado con sinceridad.
265. El ejemplo de quienes contribuyen con sus bienes materiales anhelando complacer a Dios y por la certeza de ser recompensados, es como el de una huerta que se encuentra sobre una colina [alta y fértil], a la que le cae una lluvia copiosa y duplica sus frutos. Y si no, una llovizna le basta [para dar frutos]. Sepan que Dios ve lo que hacen.
266. ¿A quién complacería tener un huerto de palmeras datileras y vides por donde corren ríos, donde hay toda clase de frutos, y al alcanzar la vejez y con hijos de corta edad, ver [su huerto] sorprendido por un huracán con fuego que lo incendie reduciéndolo a cenizas?[1] Así es como Dios les aclara Sus signos para que reflexionen.
[1] Es evidente que a nadie le agradaría esta situación. Semejante será el destino de quien no se haya aprovisionado con buenas obras. Así será el destino de los que no paguen el zakat.
267. ¡Oh, creyentes! Den en caridad de las cosas buenas que hayan adquirido y [también] de lo que les he hecho brotar de la tierra, pero no elijan lo deteriorado para dar caridad, así como tampoco lo tomarían para ustedes mismos, salvo que fuera con los ojos cerrados. Sepan que Dios es Opulento, Loable.
268. El demonio los atemoriza con la pobreza y les ordena hacer lo que es inmoral[1], mientras que Dios les promete Su perdón y Su generosidad. Dios es el Más Generoso, todo lo sabe.
[1] La avaricia es inmoral, ya que previene a la persona de gastar por la causa de Dios y ser solidario con su prójimo. En un sentido general, el término también implica cualquier acto inmoral.
269. Dios concede la sabiduría a quien quiere, y sepan que a quien le haya sido concedido este don ha recibido una gracia inmensa. Solo reflexionan los dotados de intelecto.
270. Los pagos de tus obligaciones o las promesas[1] que hagas, Dios los conoce; pero quienes incumplan no tendrán quién los auxilie [el Día del Juicio].
[1] La promesa hecha a Dios es religiosamente vinculante. Si es legítima en sí misma y se ha prometido solo a Dios, debe ser cumplida. Su incumplimiento es un pecado.
271. Hacer caridad públicamente es una obra de bien, pero si lo hacen en privado y se la llevan a los pobres será mejor aún. A causa de esto Dios perdonará algunos de sus pecados. Dios sabe todo lo que hacen.
272. No es tu responsabilidad [¡Oh, Mujámmad!] que la gente decida seguir la guía [una vez que se la has enseñado], porque Dios guía a quien quiere.
Toda caridad que den es en su propio beneficio, pero no den caridad a menos que sea anhelando el rostro de Dios. Lo que hagan de bien les será recompensado sin mengua alguna.
273. [Den caridad a] los pobres que padecen necesidad [por dedicarse] a la causa de Dios y no pueden viajar por la tierra [para trabajar y ganar su sustento]. Quien ignora [la realidad de] su situación los cree ricos, ya que por dignidad no mendigan. Pero los reconocerás por su conducta, no piden inoportunamente. Lo que sea que des en caridad, Dios lo sabe.
274. Quienes hagan caridad con sus bienes materiales, de noche o de día, en privado o en público, su Señor los recompensará, y no habrán de sentir temor ni tristeza.
275. Los que lucran con la usura[1] saldrán [de sus tumbas el Día del Juicio Final] como locos poseídos por el demonio. Esto es porque dicen que el comercio es igual que la usura, pero [no, porque] Dios permitió el comercio y prohibió la usura. A quien le haya llegado de su Señor [el conocimiento de] la prohibición [de la usura] y se haya abstenido arrepintiéndose, podrá conservar lo que obtuvo en el pasado, y su asunto será juzgado por Dios. Mas si reincide, se contará entre los moradores del Fuego, en el que sufrirá eternamente.
[1] El dinero puede ser calificado con la justicia, la virtud y la opresión. El dinero justo es el que se obtiene con trabajo; el virtuoso, el que se gasta en una caridad; y el opresor, el que se gana con la usura. La usura es el interés que se aplica al préstamo de dinero o el precio por la extensión del tiempo estipulado para la devolución de un préstamo. Para la legislación islámica, la usura es un pecado capital y está prohibida en todas las religiones celestiales debido al gran perjuicio que ocasiona. La usura provoca la enemistad entre las personas y lleva al enriquecimiento a expensas de la apropiación del dinero o los bienes del pobre. La usura cierra las puertas de la caridad y de la benevolencia, y apaga el sentimiento de compasión y solidaridad en el ser humano. Los intereses que los bancos cobran en la actualidad por los créditos que otorgan pertenecen a la usura prohibida por el Islam, al igual que los intereses que pagan por los depósitos.
276. Dios quita a las ganancias de la usura toda bendición, pero bendice los actos de caridad con un incremento multiplicado. Dios no ama a los que niegan la verdad y transgreden [la prohibición de la usura].
277. Los creyentes que obran correctamente, cumplen la oración prescrita y pagan el zakat, serán recompensados por su Señor, y no habrán de sentir temor ni tristeza.
279. Pero si no abandonan el lucro a través de la usura, sepan que Dios y Su Mensajero les declaran la guerra. Quien abandona la usura tiene derecho al capital original, de esta forma no oprimirán ni serán oprimidos.
280. Si [quien les debe un préstamo] atraviesa una situación difícil, concédanle un nuevo plazo de pago hasta que esté en condición de saldar la deuda. Aunque si supieran la recompensa que tiene, harían algo mejor aún para ustedes: que es condonarle la deuda.
282. ¡Oh, creyentes! Si contraen una deuda por un plazo estipulado, pónganlo por escrito ante un escribano. Ningún escribano [creyente] debe negarse a levantar esa acta conforme a lo que Dios le ha enseñado[1]: el escribano debe registrar y el deudor debe dictar fielmente lo que adeuda, con temor de Dios. En caso de que el deudor sea declarado incompetente o sea incapaz de expresar su deuda, que lo haga en su lugar su apoderado con fidelidad. Dos hombres confiables deben ser testigos, pero si no cuentan con dos hombres, recurran a un hombre y dos mujeres, de manera que si una de ellas se olvida la otra lo recuerde. Nadie debe negarse a ser testigo ni rehusarse si son citados a atestiguar. No sean reacios a documentar las deudas, sean pequeñas o grandes, así como su vencimiento. Esto es, para Dios, lo más justo, la mejor evidencia [si existiera una disputa] y da menos lugar a dudas. A menos que se trate de una operación al contado; entonces, no hay inconveniente en que no lo pongan por escrito. Pero [es recomendable] que lo hagan ante testigos en [operaciones de] compraventa. No se debe presionar ni coartar al escribano ni al testigo, porque hacerlo es un delito. Tengan temor de Dios, que Él los agracia con el conocimiento, porque Dios es conocedor de todas las cosas.
[1] Esta frase también puede tener otro significado: Ningún musulmán que tenga la gracia de Dios de saber escribir, debería negarse a levantar esa acta en reconocimiento a que Dios le ha enseñado a escribir.
283. Si estuvieran de viaje y no encontraran un escribano, pueden tomar algo en garantía[1]. Pero si existe una confianza mutua, no hacen mal en no poner por escrito la deuda ni tomar una garantía, y tengan temor de Dios. Que nadie se niegue a prestar testimonio cuando sea convocado, porque quien lo oculta tiene un corazón malvado. Y Dios sabe cuanto hacen.
[1] La garantía o prenda es lo que el deudor entrega al acreedor como señal de que la deuda será saldada y de la cual podrá cobrarse su dinero, ya sea tomando posesión del bien prendado o del valor del mismo resultante de su venta, en caso de que el deudor no pueda saldar su deuda.
284. A Dios pertenece cuanto hay en los cielos y la Tierra. Lo que manifiesten en público y lo que oculten en privado, Dios les pedirá cuentas por ello; Dios perdona a quien Él quiere y castiga a quien Él quiere. Dios es sobre toda cosa Poderoso.
285. El Mensajero y sus seguidores creen en lo que le fue revelado por su Señor [al Mensajero]. Todos creen en Dios, en Sus ángeles, en Sus Libros y en Sus Mensajeros [diciendo:] “No hacemos diferencia entre ninguno de Sus Mensajeros”. Y dicen: “Oímos y obedecemos. Perdónanos Señor nuestro, que ante Ti retornaremos [para ser juzgados]”.
286. Dios no exige a nadie por encima de sus posibilidades, a su favor tendrá el bien que haga, y en su contra tendrá el mal que haga. “¡Señor nuestro! No nos castigues si olvidamos o cometemos un error. ¡Señor nuestro! No nos impongas una carga como la que impusiste a quienes nos precedieron. ¡Señor nuestro! No nos impongas algo superior a lo que podamos soportar. Perdónanos, absuélvenos y ten misericordia de nosotros. Tú eres nuestro Protector, concédenos el triunfo sobre los que niegan la verdad”.
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