4. El Faraón fue, en verdad, un tirano arrogante sobre la tierra que dividió a su gente en clases para oprimir a un grupo, degollando a sus hijos varones y dejando vivir a las mujeres. Fue, realmente, un corruptor.
5. Y quisimos favorecer a quienes habían sido oprimidos en la tierra haciendo que se convirtieran en unos guías espirituales y que heredaran (la tierra)[743].
[743] Posiblemente se refiere a la tierra de la Gran Siria, donde se establecieron tras abandonar Egipto (ver la nota de la aleya 137 de la sura 7).
6. Y les concedimos poder en la tierra e hicimos que el Faraón, (su ministro) Haman[744] y sus soldados vieran aquello que temían (su destrucción y la pérdida de su dominio a manos de uno de los hijos del pueblo de Israel).
[744] Haman era el título del sumo sacerdote del dios Amón y tesorero del Faraón. No debe confundirse con el Haman que aparece en la Biblia, en el libro de Ester, pues pertenecen a épocas distintas.
7. E inspiramos a la madre de Moisés (tras el nacimiento de este): “Amamántalo y, cuando temas por él, deposítalo (en un cesto) sobre el río, y no temas ni te aflijas. Te lo devolveremos y haremos de él un Profeta”.
8. Y lo recogió la familia del Faraón; y después (Moisés) se convertiría para ellos en su enemigo y en (un motivo de) aflicción. Ciertamente, el Faraón, (su ministro) Haman y sus soldados eran unos pecadores.
9. Y la mujer del Faraón dijo: “Será mi alegría y la tuya. No lo mates, puede que nos sea de alguna utilidad o podemos tomarlo como hijo”. Y no intuían (lo que sucedería).
10. Y el corazón de la madre de Moisés se llenó de un gran vacío. Y habría revelado la verdad (acerca de que era su hijo) si no hubiéramos afianzado su corazón para que fuera de quienes creen (en la promesa de Al-lah).
12. E hicimos que ninguna nodriza pudiera amamantarlo hasta que su hermana dijo (a la familia del Faraón): “¿Quieren que los guíe hasta una familia que lo críe y cuide bien de él?”.
13. Y así es como lo devolvimos a su madre para que se alegrara y no se afligiera, y para que supiera que la promesa de Al-lah es cierta; pero la mayoría (de la gente) no lo sabe[745].
[745] Algunos comentaristas opinan que lo que ignora la mayoría de la gente es que Al-lah le prometió a la madre de Moisés devolverle a su hijo, aunque la mayor parte de los exégetas entienden la aleya en un sentido más general.
15. Y entró en la ciudad cuando sus habitantes se hallaban desatentos (descansando) y se encontró con dos hombres que se peleaban: uno era de los suyos (de los hijos de Israel) y el otro, de sus enemigos (los egipcios). El que era de los suyos le pidió ayuda contra su enemigo, y Moisés golpeó a este con el puño y lo mató (sin querer). (Moisés) dijo: “Esto es obra del Demonio. Ciertamente, él es un declarado enemigo del hombre y busca extraviarlo”.
16. (Entonces) invocó (arrepentido a Al-lah) diciendo: “¡Señor!, he sido injusto conmigo mismo (al matar, sin querer, a dicho hombre). Perdóname”. Y Al-lah lo perdonó. En verdad, Él es el Indulgente, el Misericordioso.
18. Y cuando amaneció tuvo miedo y se mantuvo expectante en la ciudad. Entonces, aquel que le había pedido ayuda el día anterior volvió a solicitarla. Moisés le dijo: “En verdad, estás claramente extraviado[746] y desvías a los demás (del buen camino)”.
[746] Cuando Moisés vio al mismo israelita peleando con otro egipcio, se dio cuenta de que el primero era un provocador y que, por culpa suya, se hallaba Moisés en la situación en la que se encontraba.
19. Y cuando Moisés decidió hacer uso de su fuerza contra quien era enemigo de ambos (el egipcio), este[747]le dijo: “¡Moisés!, ¿quieres matarme como hiciste ayer con otro? Lo que pretendes es ser un tirano sobre la tierra y no quieres ser de quienes actúan con rectitud”.
[747] Son muchos los exégetas que opinan que quien pronunció estas palabras fue el israelita, y no el egipcio, al creer que Moisés iba atacarlo a él por considerarlo un provocador que lo había puesto en dificultades. Según esta interpretación, fue el israelita quien desveló a los allí presentes que Moisés era el culpable del asesinato del egipcio que había muerto el día anterior, y tal información llegó a oídos del Faraón.
20. Y llegó un hombre corriendo de las afueras de la ciudad que dijo: “¡Moisés!, los dignatarios del Faraón están reunidos discutiendo acerca de ti para matarte. ¡Huye! Soy un buen consejero para ti”.
22. Y mientras se dirigía hacia (la tierra de) Madián (sin conocer el camino) dijo: “Puede que mi Señor me guíe por el camino más recto (que conduce hasta allí)”.
23. Y cuando llegó al pozo de Madián, encontró a un grupo de hombres que abrevaban su ganado y vio que, apartadas de ellos, había dos mujeres que no dejaban que sus rebaños se acercaran (al lugar). Moisés les preguntó: “¿Qué les sucede?”. (Ellas) respondieron: “Esperamos a que se vayan los pastores para abrevar (nuestros rebaños), pues nuestro padre es un hombre anciano (y no puede hacerlo)”.
24. Entonces Moisés abrevó los rebaños por ellas. Luego se retiró a la sombra e invocó (a Al-lah) diciendo: “¡Señor!, realmente necesito cualquier favor que puedas concederme”.
25. Después (tras haber hablado con su padre) una de las dos mujeres se presentó ante (Moisés) caminando con timidez y le dijo: “Mi padre te llama para recompensarte por haber abrevado nuestro rebaño”. Y cuando se presentó ante él y le relató su historia, este le dijo (a Moisés): “No temas; estás a salvo del pueblo injusto”.
27. (Entonces el padre le dijo a Moisés:) “Quiero darte a una de mis dos hijas en matrimonio con la condición de que trabajes para mí durante ocho años. Si cumples diez, es tu decisión, pues yo no quiero imponerte nada que te resulte difícil. Si Al-lah quiere, encontrarás que soy recto y virtuoso”.
28. (Moisés) asintió diciendo: “¡Así queda acordado! No se me reprochará cualquiera que sea el plazo que cumpla. Y Al-lah es testigo de lo que decimos”.
29. Y cuando Moisés hubo cumplido el plazo (de diez años), partió con su familia (en dirección a Egipto) y divisó un fuego en la ladera de un monte. Dijo a su familia: “Permanezcan aquí. He visto un fuego. Puede que regrese con noticias o con alguna brasa encendida para que puedan calentarse”.
30. Y cuando hubo llegado al lugar (donde había divisado el fuego), oyó una voz que lo llamaba de la parte del valle situado a su derecha, en un lugar bendito, en las inmediaciones de un arbusto (que ardía), y le decía: “¡Moisés! Yo soy Al-lah, el Señor de toda la creación.
31. ¡Arroja tu cayado!”. Y cuando Moisés vio que este se movía como si fuera una serpiente, huyó sin mirar atrás. Al-lah le dijo: “¡Moisés!, acércate y no temas. En verdad, estás a salvo (de todo mal).
32. Introduce tu mano por el cuello de tus vestimentas. Cuando la extraigas aparecerá (radiantemente) blanca sin que padezcas ninguna enfermedad. Y aprieta el brazo contra el costado (acercando la mano al corazón) para librarte del miedo[748]. Estas son dos pruebas de tu Señor para el Faraón y sus dignatarios. Ciertamente, ellos son gente rebelde (que se niega a obedecer a Al-lah)”.
[748] Según algunos comentaristas, Al-lah ordenó a Moisés poner la mano en el pecho cada vez que tuviese miedo para calmarse. Otros comentaristas entienden que Al-lah le está pidiendo a Moisés que vuelva a introducir la mano por el cuello de las vestimentas, hasta depositarla bajo la axila contraria, para que su mano vuelva a su estado original.
35. (Al-lah) le respondió: “Te fortaleceremos con tu hermano y les concederemos poder mediante Nuestros milagros (y pruebas evidentes) para que no puedan causarles daño alguno. Ustedes y quienes los sigan serán los vencedores”.
36. Y cuando Moisés se presentó ante ellos con Nuestros milagros (y pruebas) evidentes, dijeron: “Esto no es más que una brujería que has inventado; y nunca antes oímos hablar de esta (religión) a nuestros antepasados”.
37. Y dijo Moisés: “Mi Señor sabe mejor quién está guiado y quién gozará de un buen final (en la otra vida). Ciertamente, los injustos (que rechazan la verdad) no triunfarán”.
38. Y el Faraón dijo: “¡Dignatarios!, que yo sepa, no tienen otra divinidad fuera de mí. Enciende, pues, (un fuego), ¡oh, Haman!, para cocer (ladrillos de) barro y constrúyeme una torre, de manera que pueda (subirme a ella y) ver la divinidad de Moisés; aunque creo que es un mentiroso”.
39. Y él y su ejército fueron arrogantes en la tierra sin derecho alguno y pensaron que no retornarían a Nosotros (para ser juzgados el Día de la Resurrección).
43. Y concedimos a Moisés el Libro (la Torá) después de haber destruido las generaciones anteriores[749], para que fuera una luz, una guía y misericordia para que (los hombres) reflexionaran.
[749] Se refiere al pueblo del Profeta Noé —la paz de Al-lah esté con él— y a los pueblos de ‘Ad, Zamud, etc.
45. sino que (te lo revelamos como evidencia contra) las generaciones (posteriores a Moisés) que creamos y vivieron muchos años (y olvidaron los mandatos de Al-lah). Y tampoco viviste entre los habitantes de Madián recitándoles Nuestras aleyas, sino que te revelamos lo que sucedió.
46. Y no estuviste en la ladera de la montaña cuando llamamos (a Moisés y no pudiste saber lo que sucedió) sino (que te lo hemos revelado) y te hemos enviado como misericordia de tu Señor para que exhortes a un pueblo que no había recibido con anterioridad ningún mensajero y reflexionen;
47. y para que no digan, tras sufrir un castigo por las (malas) acciones que ellos mismos han realizado: “¡Señor!, ¿por qué no nos enviaste un mensajero para que pudiéramos seguir Tu mensaje y ser de los creyentes?”.
48. No obstante, cuando les llega la verdad procedente de Nosotros (el Profeta Muhammad), (los idólatras de La Meca) dicen: “¿Por qué no hemos recibido (algunos milagros o un libro revelado de una sola vez) como recibió Moisés?”[750]. ¿Acaso no negaron (los judíos) con anterioridad lo que Moisés recibió? Dicen (los idólatras): “Ambos (libros: el Corán y la Torá) no son sino (dos muestras de) brujería que se apoyan mutuamente”, y dicen: “No creemos en ninguna de las dos revelaciones”.
[750] El Profeta Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— también mostró algunos milagros a su gente, con el permiso de Al-lah. Entre ellos destacan: el resquebrajamiento de la luna en dos partes ante los ojos de todos los que estaban con él presentes, y el hecho de que brotara agua de entre sus dedos cuando depositó su mano en una vasija que apenas contenía agua, para que sus compañeros pudieran beber y realizar sus abluciones.
49. Diles (¡oh, Muhammad!): “Traigan un libro procedente de Al-lah que sea una mejor guía que los mencionados para que pueda seguirlo, si son veraces”.
50. Y si no te contestan, debes saber que solo siguen sus pasiones. Y, ¿quién está más extraviado que quien sigue sus deseos sin ninguna guía de Al-lah? Ciertamente, Al-lah no guía a los injustos (que rechazan la verdad).
52. Aquellos (judíos y cristianos) a quienes concedimos las Escrituras con anterioridad (y creyeron en ellas sin alterarlas) creen (también) en el Corán.
53. Y si se les recita, dicen: “Creemos en él, es la verdad procedente de nuestro Señor. Ciertamente, ya éramos musulmanes antes de esta revelación (porque creíamos en la unicidad de Al-lah y nos sometíamos a Su voluntad)”.
54. Esos recibirán una doble recompensa por haberse mantenido constantes y firmes (en la verdad y haber creído en sus Escrituras y en el Corán), por responder al mal (de quienes quieren perjudicarlos) con el bien, y por dar en caridad de lo que les hemos proveído.
55. Y si oyen cualquier banalidad (o palabras ofensivas contra ellos), se alejan (de quienes las pronuncian) y dicen: “Obtendremos la recompensa de nuestras acciones y ustedes, la suya. La paz esté con ustedes (no vamos a responderles de la misma manera, pero no queremos saber nada de ustedes); no queremos trato con los ignorantes”.
56. Tú no puedes hacer que quien quieres acepte la fe (¡oh, Muhammad!), sino que es Al-lah Quien guía hacia la fe a quien desea. Y Él sabe mejor quiénes (merecen) ser guiados.
57. Y (te) dicen (los idólatras de La Meca): “Si siguiéramos la guía que nos has traído, seríamos expulsados de nuestra tierra (por las tribus paganas de los alrededores)”. ¿Acaso no hemos establecido para ellos un lugar sagrado y seguro para vivir (la ciudad de La Meca) donde llegan todo tipo de frutos como provisión Nuestra? Mas la mayoría de ellos no lo saben.
58. ¡Y cuántas poblaciones destruimos por haber sido ingratas a pesar de vivir en abundancia! Sus viviendas no fueron habitadas después de ellos, salvo unas pocas, y Nosotros fuimos Quienes las heredamos.
59. Y tu Señor no iba a destruir ningún pueblo (¡oh, Muhammad!) sin haber enviado antes un Mensajero a su ciudad principal para transmitirles Nuestra revelación[751]. Y solo los destruimos cuando sus habitantes son injustos (negando la verdad y desmintiendo a sus mensajeros).
[751] Según algunos exégetas, la aleya puede significar que Al-lah no va a destruir ningún pueblo o comunidad de los alrededores de La Meca sin haber enviado antes a la ciudad un Profeta (Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz—) para transmitirles Su revelación. Esta interpretación se basa en que el término Um Al Qura (literalmente, “la madre de las ciudades” o “la ciudad principal”) suele utilizarse para designar a la ciudad de La Meca.
60. Y todo lo que se les ha concedido (¡oh, gente!) no es más que un disfrute (efímero) de esta vida y de sus placeres. Mas lo que Al-lah reserva junto a Él (en el Paraíso) es mucho mejor y más duradero. ¿Es que no razonan?
61. ¿Acaso puede compararse aquel a quien hemos prometido una buena promesa (el Paraíso) que verá cumplida en la otra vida con aquel a quien hemos concedido un disfrute temporal en esta, mientras que el Día de la Resurrección estará entre quienes comparecerán ante Nosotros (y serán castigados en el fuego)?
62. Y (recuerda, ¡oh, Muhammad!) el Día (del Juicio Final) en que Al-lah llamará (a los idólatras) y les dirá: “¿Dónde están (esas falsas) divinidades que decían que compartían la divinidad Conmigo (y a las que adoraban)?”.
63. Aquellos sobre quienes caerá la sentencia (del castigo por haber desviado a los hombres del buen camino) dirán (intentando librarse del fuego): “¡Señor!, esos a quienes extraviamos, los extraviamos porque nosotros también estábamos extraviados. Declaramos nuestra inocencia ante Ti. No era a nosotros a quienes adoraban (al seguirnos y obedecernos, sino que adoraban a los demonios)”.
64. Y se les dirá (a los idólatras): “¡Llamen a los ídolos que adoraban!”. Y los llamarán, mas no obtendrán respuesta alguna y verán el castigo. Entonces desearán haber estado entre los guiados.
68. Y tu Señor (¡oh, Muhammad!) crea lo que quiere y escoge (o decide lo que quiere), mientras que Sus siervos no pueden escoger nada (ni puede decidir algo que no esté de acuerdo con la voluntad de su Señor)[752]. ¡Glorificado y exaltado sea Al-lah! Él está muy por encima de lo que Le atribuyen (los idólatras).
[752] Esta aleya puede interpretarse también en un sentido más concreto, aludiendo a que Al-lah escoge a quien quiere para transmitir Su mensaje, mientras que el hombre no puede decidir ni escoger a quien él desea para este fin. Esta aleya vendría a responder a los idólatras de La Meca que se preguntaban por qué el Corán no había sido revelado a un hombre noble o poderoso de La Meca o de la ciudad de Taif.
70. Y Él es Al-lah, no existe ninguna divinidad verdadera con derecho a ser adorada excepto Él. A Él pertenecen todas las alabanzas en esta vida y en la otra. Suya es la decisión y a Él retornarán (para ser juzgados).
71. Di (a quienes rechazan la verdad de tu pueblo, ¡oh, Muhammad!): “Díganme; si Al-lah perpetuase la noche sobre ustedes hasta el Día de la Resurrección, ¿qué divinidad fuera de Él les traería la luz del día? ¿Acaso no escuchan (y reflexionan)?”.
72. Diles: «Díganme; si Al-lah perpetuase el día sobre ustedes hasta el Día de la Resurrección, ¿qué divinidad fuera de Él les traería la noche para que descansasen? ¿Acaso no ven (que están en un error y recapacitan)?”.
73. Y es por misericordia Suya que ha creado para ustedes la noche y el día, con el fin de que descansen y puedan buscar Su favor (a través de su actividad) y de que sean agradecidos.
74. Y (recuérdales) el día en que (Al-lah) llamará (a los idólatras) y les dirá: “¿Dónde están (esas falsas) divinidades que decían que compartían la divinidad Conmigo (y a las que adoraban)?”.
75. Y tomaremos a un testigo[753] de cada comunidad (incrédula) y les diremos: “¡Traigan sus pruebas (para justificar su idolatría)!”. Y entonces sabrán que la verdad está con Al-lah, y los (ídolos) que habían inventado desaparecerán.
[753] El Profeta o Mensajero enviado a dicha comunidad.
76. En verdad, Qarun[754] pertenecía al pueblo de Moisés, pero se excedió en arrogancia con los suyos. Le habíamos concedido tantos tesoros que incluso las llaves de donde guardaba sus riquezas habrían resultado pesadas para un grupo de hombres fornidos. Su pueblo le decía: “No te jactes de las riquezas que tienes, pues Al-lah no ama a los (soberbios) que se jactan (y niegan los favores que les han sido concedidos).
[754] Qarun ha sido traducido, a veces, como Coré o Qorah, relacionándolo con el levita que se rebela contra Moisés en el Antiguo Testamento. No obstante, la historia que se cuenta en el Corán coincide poco con lo que explica la Biblia, por lo que no podemos tomar como referencia lo que esta narra a la hora de explicar quién era Qarun.
77. Y busca, con los (bienes) que Al-lah te ha concedido, la Última Morada (del Paraíso haciendo un buen uso de ellos en la causa de Al-lah), sin olvidar las cosas buenas (y lícitas) que Él te permite disfrutar en esta[755]. Sé generoso con los demás como Al-lah lo ha sido contigo y no busques la corrupción en la tierra; ciertamente, Al-lah no ama a los corruptores”.
[755] El Islam es una religión racional y natural que no exige al hombre abstenerse de aquellas cosas buenas y lícitas de las que puede disponer en la vida terrenal, al mismo tiempo que lo invita a elevar su fe y su nivel espiritual.
78. (Qarun) respondió: “Ello me ha sido concedido debido al conocimiento que poseo”. ¿Acaso no sabía (Qarun) que Al-lah destruyó con anterioridad generaciones más fuertes que él que habían acumulado más (bienes)? Mas los pecadores que niegan la verdad no serán cuestionados por sus pecados (porque Al-lah tendrá conocimiento de ellos).
79. Y salió ante su pueblo exhibiendo su riqueza. Quienes deseaban la vida terrenal dijeron: “¡Ojalá tuviéramos tanto como lo que le ha sido concedido a Qarun! Ciertamente, es muy afortunado”.
80. Mas quienes habían recibido sabiduría dijeron: “¡Ay de ustedes! La recompensa de Al-lah es mejor para aquellos que creen y actúan rectamente. Pero solo la alcanzan quienes son constantes (obedeciéndolo).
81. E hicimos que la tierra se tragara (a Qarun) junto con su casa, y no hubo ningún grupo (de hombres) que pudiera protegerlo del castigo de Al-lah ni pudo salvarse a sí mismo.
82. Y al amanecer, quienes el día anterior habían deseado estar en su lugar empezaron a decir: “Al-lah otorga con generosidad Su provisión a quien quiere de entre Sus siervos y la restringe a quien quiere. Si Al-lah no nos hubiese agraciado, habría hecho que la tierra nos tragase también a nosotros. Quienes rechazan la verdad no triunfarán”.
83. Y la Última Morada (del Paraíso) será para quienes no buscan ser altivos en la tierra ni quieren corromperla. Y el buen final (en la otra vida) será para los piadosos (que temen a Al-lah).
84. Quienes realicen una buena acción serán recompensados con más de lo que esta merezca, mas quienes realicen una mala acción solo recibirán el castigo correspondiente a lo que hicieron.
85. Aquel que te ha revelado el Corán (¡oh, Muhammad!) y te ha ordenado (transmitirlo y aferrarte a él) hará que regreses[756] (a La Meca del mismo modo que te hizo salir de ella). Diles (a los incrédulos de tu pueblo): “Mi Señor sabe mejor quién está guiado (si ustedes o yo) y quién está claramente extraviado”.
[756] Algunos comentaristas opinan que significa: “Al-lah te llevará a tu lugar de destino”, haciendo referencia al Paraíso.
86. Y tú no esperabas recibir el Libro (el Corán), pero te ha sido revelado como misericordia de tu Señor. No apoyes, pues, a quienes rechazan la verdad.
87. Y no dejes que te aparten de las aleyas de Al-lah después de que te han sido reveladas; invita (a los hombres a adorar) a tu Señor, y no seas de los idólatras.
88. Y no invoques a otras divinidades fuera de Al-lah. No existe nada ni nadie con derecho a ser adorado excepto Él. Todo perecerá salvo Él. Suya es la decisión y a Él retornarán (para ser juzgados).
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