4. Dios no puso dos corazones en el interior del hombre[1]. Dios no ha hecho que aquellas esposas que hayan repudiado diciendo “eres tan ilícita para mí como el cuerpo de mi madre” sean [realmente] sus madres, como tampoco ha hecho que sus hijos adoptivos sean [realmente] hijos suyos: estas son solo expresiones [equivocadas] de sus bocas, Dios es quien expresa la verdad [absoluta] y guía al sendero [recto].
[1] El corazón de una persona no puede albergar la fe y la hipocresía al mismo tiempo.
5. Llámenlos [a sus hijos adoptivos] por el apellido de sus padres verdaderos, porque eso es lo más justo ante Dios; pero si no conocen a sus padres, mejor digan que ellos son sus hermanos en la religión y sus protegidos. No será considerado un pecado si lo hubieran hecho por error[1], pero sí será un pecado en caso de que lo hicieran intencionadamente. Dios es Perdonador, Misericordioso.
6. El Profeta es más amado para los creyentes que ellos mismos[1]; las esposas del Profeta [deben ser respetadas como si fueran] sus madres; y según el Libro de Dios [el Corán], los parientes son quienes tienen derecho a la herencia[2], algunos en mayor proporción que otros, y no los creyentes y los emigrados, pero aun así pueden testar a favor de ellos[3]. Esto ha sido decretado y registrado en el Libro[4].
[1] Dijo el Profeta Mujámmad r: “Ninguno de ustedes ha de completar su fe hasta que yo le sea más amado que su hijo, su padre y todas las personas”. Registrado por Al-Bujari. [2] Esta es una aclaración y abrogación, ya que en un principio los musulmanes se heredaban entre sí aunque no fueran parientes. [3] Un porcentaje que no exceda el tercio [33.3%]. [4] La Tabla Protegida.
7. Celebré una alianza con todos los Profetas, la misma que celebro contigo [¡Oh, Mujámmad!], con Noé, Abraham, Moisés y Jesús, hijo de María. Tomé de ellos un compromiso firme,
8. para preguntarles [el Día del Juicio] a los veraces[1] acerca de su veracidad [si cumplieron con ese compromiso]. Dios tiene preparado para los que negaron la verdad un castigo doloroso.
9. ¡Oh, creyentes! Recuerden las mercedes con las que Dios los agració, cuando [en la batalla de Al Jandaq] los cercó un ejército, y envié contra ellos una tempestad y un ejército [de ángeles] que no podías ver. Dios ve todo cuanto hacen.
10. [Recuerda] cuando los atacaron por la parte alta y por la parte baja [del valle], el terror desencajó sus miradas, se subieron sus corazones hasta la garganta, y tuvieron malos pensamientos sobre Dios [pensando que no socorrería a los creyentes].
13. Cuando un grupo de ellos [de los hipócritas] dijo: “¡Oh, gente de Yazrib[1]! Esto es perjudicial para ustedes. ¡Mejor regresen [y no combatan]! Y un grupo de ellos pidió autorización al Profeta diciendo: “Nuestras casas quedaron desprotegidas”, pero no estaban desprotegidas, sino que solo querían huir.
14. Si [los incrédulos] hubieran entrado [a Medina] por sus flancos y les hubieran pedido colaboración [contra los creyentes], lo habrían aceptado fácilmente.
16. Diles [¡Oh, Mujámmad!]: “De nada les servirá huir, si es que pretenden huir de la muerte o de que se los mate. Aunque pudieran [escapar en esta oportunidad] no disfrutarán de la vida mundanal sino poco tiempo”.
17. Diles: “¿Quién los protegerá de Dios, si Él quisiera un mal para ustedes, o [quién puede impedir] que los colme con Su misericordia si así Lo desea? No encontrarán, fuera de Dios, quién los ayude ni quién los pueda defender”.
18. Dios conoce a quienes pretenden desanimar [a los creyentes] de entre ustedes, y a quienes dicen a sus hermanos [que salieron a combatir]: “Vuelvan con nosotros”, [estos hipócritas] no quieren participar del enfrentamiento.
19. Se niegan a prestar todo tipo de ayuda, y cuando se apodera de ellos el temor [por cobardía] los ves que te observan con los ojos desorbitados, como aquel que está en la agonía de la muerte. Pero cuando el temor cesa, se dirigen a ustedes con lenguas afiladas, ávidos por obtener parte del botín. Estos no son creyentes, y Dios hará vanas sus obras [por su falta de fe] pues esto es algo fácil para Él.
20. Ellos pensaban que los aliados no se habían marchado, y si estos aliados hubieran regresado [otra vez para combatirlos], habrían deseado estar en el desierto con los beduinos y preguntar de lejos acerca de la suerte de los musulmanes; y aunque hubieran estado con ustedes, poco es lo que habrían participado en la batalla [por desgano].
21. En el Mensajero de Dios hay un bello ejemplo para quienes tienen esperanza en Dios, [anhelan ser recompensados] en el Día del Juicio y recuerdan frecuentemente a Dios.
22. Cuando los creyentes vieron a los aliados dijeron: “Esto es lo que nos prometieron Dios y Su Mensajero[1], y la promesa de Dios y Su Mensajero es verdadera”. Eso no hizo sino acrecentarles la fe y la aceptación [de las órdenes de Dios].
[1] Porque sabían que con la llegada del ejército enemigo vendría el auxilio de Dios.
23. Entre los creyentes hay hombres que cumplieron el compromiso que tomaron con Dios. Algunos ya han fallecido, otros esperan que les llegue su hora y no han cambiado de compromiso.
24. Dios [decidió probarlos en la fe] para recompensar a los sinceros por su sinceridad y castigar a los hipócritas, si Él quiere, o perdonarlos[1]. Dios es Perdonador, Misericordioso.
[1] En caso de que se arrepientan, acepten la guía y enmienden su comportamiento.
25. Dios frustró a los incrédulos que, llenos de ira, no alcanzaron lo que se proponían, e hizo que los creyentes no entraran en combate[1]. Dios es Fuerte, Poderoso.
[1] Porque Dios envió como milagro una tempestad que dispersó al ejército enemigo.
26. Luego hizo salir de sus fortalezas a la gente del Libro[1] que había ayudado [a los idólatras], e infundió el terror en sus corazones. Por Su orden unos fueron ejecutados y otros hechos prisioneros[2].
[1] Los judíos de Banu Quraidhah, que traicionaron su pacto de no agresión ni colaboración con los enemigos, y ayudaron a los aliados contra los musulmanes. [2] Los judíos de Banu Quraidhah habían firmado un pacto con los musulmanes de defenderse mutuamente en caso de agresión extranjera, y no solamente no lo cumplieron, sino que confabularon con los idólatras para exterminar a los musulmanes, ya que habían acordado con los idólatras atacar Medina cuando estuviera desprotegida y matar a quienes quedaran en ella, que eran unos pocos guardias y miles de mujeres, niños y ancianos, lo que hubiera significado un genocidio. Por lo que fueron juzgados y condenados por planear y confabularse para cometer un genocidio. Cuando los judíos de Banu Quraidhah se rindieron, rechazaron arrogantemente que el Profeta Mujámmad r los juzgara, y pidieron que Sa’ad Ibn Mu’ad, quien había sido un aliado de ellos antes de convertirse al Islam, juzgara sobre su caso de acuerdo con las leyes de la Torá, pensando que este juzgaría a su favor, pero Sa’ad los condenó.
27. [Dios] los hizo heredar sus tierras, sus hogares y sus bienes, y [los hará heredar] otras tierras que todavía ni siquiera han pisado[1]. Dios es sobre toda cosa Poderoso.
[1] Otro milagro histórico que el Corán predijo, ya que en unos pocos años, los imperios de Persia y Roma cayeron ante el avance del Islam.
28. ¡Oh, Profeta!, diles a tus esposas[1]: “Si prefieren la vida mundanal y sus placeres transitorios, vengan que les daré la parte de los bienes materiales que les corresponden y acordaremos un divorcio decoroso[2].
[1] Esta propuesta tuvo lugar cuando algunas de las esposas del Profeta r se quejaron del estilo de vida austero que llevaban y le exigieron al Profeta más dinero para sus gastos diarios. Es importante reflexionar sobre el hecho de que el Profeta, pudiendo disfrutar la vida acomodada y lujosa de cualquier líder, optó por ser austero y compartía las dificultades de los más pobres. [2] A través de un divorcio amistoso de mutuo acuerdo.
29. Pero si prefieren a Dios y a Su Mensajero, y la morada que les aguarda en la otra vida, Dios tiene una magnífica recompensa para quienes de ustedes hagan el bien”.
32. ¡Oh, mujeres del Profeta! Ustedes no son como las demás mujeres, si tienen temor de Dios, no hablen con voz dulce, de modo que quien tenga su corazón enfermo sienta alguna atracción; hablen recatadamente.
33. [Preferiblemente] permanezcan en sus casas, [y cuando salgan] no se exhiban provocativamente como lo hacían [las mujeres] en tiempos del paganismo preislámico, y hagan la oración, paguen el zakat y obedezcan a Dios y a Su Mensajero. Dios quiere apartar de ustedes todo pecado, ¡oh, familia del Profeta!, y purificarlos[1].
[1] En esta frase, en idioma árabe puede observarse una transición del pronombre femenino al masculino sobre el final, ya que el pronombre masculino en este idioma incluye ambos sexos, siendo el objetivo incluir a todos los miembros de la casa del Profeta, y no solamente a sus esposas, como sus nietos Al-Hasan y Al-Husain, entre otros.
34. [Oh, esposas del Profeta] transmitan los versículos de Dios y la sabiduría[1] que se mencionan en sus casas. Dios es Sutil, está informado de todas las cosas.
[1] Las esposas del Profeta tenían la obligación de comunicar a la comunidad los versículos del Corán que eran revelados en el interior de sus casas, su interpretación y también los dichos que pronunciara el Profeta dentro del hogar, para que su beneficio llegara a toda la comunidad.
35. Dios les tiene reservado Su perdón y una gran recompensa a los musulmanes y las musulmanas, a los creyentes y las creyentes, a los piadosos y las piadosas, a los veraces y las veraces, a los pacientes y las pacientes, a los humildes y las humildes, a los que hacen caridades y a las que hacen caridades, a los que ayunan y las que ayunan, a los pudorosos y las pudorosas, a los que recuerdan frecuentemente a Dios y a las que recuerdan frecuentemente a Dios.
36. Un verdadero creyente o a una verdadera creyente no deben, cuando Dios y Su Mensajero hayan dictaminado un asunto, actuar de forma contraria. Quien desobedezca a Dios y a Su Mensajero se habrá desviado claramente.
37. Recuerda [¡Oh, Mujámmad!] cuando dijiste [a Zaid Ibn Háriza] a quien Dios había agraciado [con el Islam] y tú habías favorecido [liberándolo de la esclavitud]: “Conserva a tu esposa y teme a Dios”; intentaste ocultar lo que Dios haría manifiesto porque temiste lo que diría la gente, pero Dios es más digno de ser temido. Cuando Zaid termine con el vínculo conyugal[1], te la concederé en matrimonio[2] para que los creyentes [sepan que] no hay ningún impedimento en casarse con las exesposas de sus hijos adoptivos[3], si es que estos deciden divorciarse de ellas. Era un asunto decidido.
[1] Y ella haya concluido con el tiempo de espera luego del divorcio. [2] A Zainab, exesposa de Zaid. [3] Para las costumbres paganas preislámicas era de mal agüero casarse con una mujer que había sido divorciada por un hijo adoptivo. Para romper esa creencia, Dios le ordenó al Profeta r que contrajera matrimonio con Zainab, y así demostrar que los únicos impedimentos en cuanto al matrimonio son los derivados de las relaciones biológicas reales entre padres e hijos.
38. No hay falta alguna del Profeta por lo que Dios le haya prescrito [y permitido contraer en matrimonio]; ese es el designio de Dios tal como lo fue para [los Profetas] que lo precedieron, y el designio de Dios ha de cumplirse.
43. Él es Quien los bendice, y Sus ángeles ruegan [el perdón] por ustedes para [que sigan la guía y] sacarlos de las tinieblas [de la idolatría y el pecado] hacia la luz [del monoteísmo y la obediencia]. Él es compasivo con los creyentes.
48. No obedezcas a los que niegan la verdad ni a los hipócritas, no hagas caso a sus provocaciones, y encomiéndate a Dios, pues Dios es suficiente como Protector.
49. ¡Oh, creyentes! Si se casan con las creyentes y luego se divorcian antes de haberlas tocado, no deberán ellas esperar ningún plazo para volver a casarse, pero deben darles a ellas una compensación y completar un divorcio decoroso.
50. ¡Oh, Profeta! Te son lícitas las mujeres a las cuales diste la dote, y lo que posee tu diestra que te ha concedido Dios, y tus primas paternas y maternas que emigraron contigo, y la mujer creyente que se ofrece al Profeta [en matrimonio], si es que el Profeta quiere tomarla por esposa; es un permiso exclusivo para ti, no para los demás. Sé bien lo que les prescribí respecto a las esposas y lo que posee su diestra, para que no tengas reparo[1]. Dios es Perdonador, Misericordioso.
[1] Si quisieras casarte con alguna mujer de los grupos mencionados anteriormente.
51. [¡Oh, Mujámmad!] Puedes relegar a quien quieras [de tus esposas y no pasar la noche con la que le corresponde] y estar con la que quieras, o si lo deseas volver con alguna de las que hubieras relegado, no cometes pecado al hacerlo. Esto es más conveniente para que estén alegres, no se entristezcan y se sientan complacidas. Dios bien sabe lo que hay en sus corazones. Dios todo lo sabe, es Tolerante.
52. No te será lícito que vuelvas a casarte luego de esta revelación, ni sustituir a una por otra aunque fueran muy hermosas, excepto lo que posea tu diestra. Dios todo lo observa.
53. ¡Oh, creyentes! No entren en la casa del Profeta a menos que los invite a comer, y no estén procurando la ocasión [de que los invite]. Si fueran invitados, entren, y cuando hayan terminado de comer, retírense y no se demoren hablando, porque eso incomoda al Profeta y se avergüenza [de pedirles que se retiren]; pero Dios no se avergüenza de [decir] la verdad. Cuando les pidan algo [a las esposas del Profeta], háganlo detrás de una cortina. Esto es más puro para los corazones de ustedes y los de ellas. No deben molestar al Mensajero de Dios ni deben casarse nunca con quienes fueron sus esposas, porque eso es grave ante Dios.
55. No es un pecado [para las creyentes si se quitan el velo] ante sus padres, sus hijos, sus hermanos, los sobrinos de parte de su hermano o de su hermana, las demás mujeres y ante los esclavos. Tengan temor de Dios, porque Dios es testigo de todo.
57. A quienes intenten perjudicar a Dios[1] y a Su Mensajero, Dios los maldecirá en este mundo y en el otro, donde les tiene preparado un castigo humillante.
[1] Intentar perjudicar a Dios, significa causarle algún perjuicio a Su religión.
59. ¡Oh, Profeta! Diles a tus mujeres, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes, que se cubran con sus mantos[1]; es mejor para que se las reconozca[2] y no sean molestadas. Dios es Perdonador, Misericordioso.
[1] El término yilbab جلباب hace referencia a una clase de ropa similar a un manto o capa que cubre todo el cuerpo desde la cabeza, y que difiere de la vestimenta que se utiliza dentro del hogar. Acorde a la orden mencionada en este versículo, es obligatorio para las mujeres musulmanas utilizar una vestimenta, frente a hombres que no son de su familia, que cubra todas aquellas partes de su cuerpo que les requiere la legislación islámica. [2] Al ser reconocidas como mujeres musulmanas y religiosas, no serán molestadas por aquellos hombres que intentan seducir a mujeres que, por su vestimenta, juzgan de moralidad mundana.
60. Si los hipócritas, aquellos que tienen sus corazones enfermos [de dudas] y los que siembran intrigas en Medina no se abstienen, te daré poder sobre ellos, y en consecuencia no permanecerán mucho como tus vecinos.
72. Le propuse a los cielos, a la Tierra y a las montañas revelarles el Mensaje, pero se rehusaron a cargar con ello porque sintieron temor[1]. Pero el ser humano aceptó llevar la carga; el ser humano fue injusto [consigo mismo] e ignorante [de las consecuencias de asumir esa responsabilidad].
[1] De la enorme responsabilidad que implicaba ser portador del Mensaje.
73. Dios castigará a los hipócritas y a las hipócritas, a los idólatras y a las idólatras; mientras que Dios perdonará a los creyentes y a las creyentes porque Él es Perdonador, Misericordioso.
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